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sábado, 6 de septiembre de 2008

"Muerte en la universidad", un enigma para El Club de los Martes

El siguiente enigma para este juego deductivo fue jugado en las TdN08 dentro de las actividades organizadas por Nosolorol, y ahora lo ponemos a disposición de todos los que tengais ganas de hacer de anfitriones y obsequiar a vuestros amigos con un buen caso mientras tomais el té... En las jornadas, los investigadores tardaron un poquito más de la cuenta (cinco minutos más), pero hay que reconocer que hubo alguna que otra interrupción para preguntas y demás. Esperamos que os guste, y dentro de poco, el segundo enigma que se jugó en las TdN08.

En ocasiones, los lugares más reposados y dedicados al estudio y al cultivo de las artes y las ciencias se ven sacudidos por casos fuera de su órbita habitual, esos casos que estremecen con demasiada frecuencia la comunidad en la que vivimos.

Frederick Stanton, un joven arqueólogo, promesa de la Universidad de Oxford en la que lleva trabajando varios años, ha sido hallado muerto en su oficina. Sentado en la mesa, con la cara ensangrentada, y las manos sobre una pesada Biblia abierta. Un polvo blanco granuloso cubría las páginas de la Biblia. Stanton acababa de incorporarse a su trabajo habitual tras una ausencia de casi un año en el que había estado realizando trabajos de campo en busca de confirmar sus teorías en las remotas tierras de Bechuanalandia
[1]. Desgraciadamente, el mismo día de su llegada halló la muerte en el despacho que compartía desde su llegada a la Universidad con William Leigh, dentro del grupo de trabajo del Profesor Martin Himes, en el departamento de Arqueología. Yaciendo en el suelo, sobre varios trozos de papel, William Leigh también estaba muerto de un disparo en la cabeza.

Personajes dramáticos


  • Frederick Stanton, joven investigador, arqueólogo de teorías evolutivas convencidas. Un joven talento que apuesta por el cambio en un campo en muchas ocasiones inmóvil por las teorías religiosas. A sus treinta y cinco años, era un caballero respetado que perseguía, además de sus teorías, el amor de lady Charlotte Himes, la hija del profesor
  • William Leigh, compañero de despacho de Frederick Stanton, diez años mayor que él, y de pensamiento radicalmente opuesto. El señor Leigh es un creacionista radical que ve en las teorías de Darwin el más espantoso y vulgar ataque a las sagradas escrituras que describen en perfecto detalle la historia de la humanidad. Su relación con Stanton fue muy tensa desde el principio debido a esta diferencia de pareceres.
  • Profesor Martin Himes, jefe del departamento de Arqueología de la Universidad de Oxford, un hombre que a pesar de su edad, y de un pasado imbuido en el creacionismo, ha visto en las nuevas teorías explicaciones más lógicas. Estimaba mucho a Frederick porque consideraba que sus investigaciones estaban abriendo una importante puerta al conocimiento.
  • Lady Charlotte Himes, la hija del profesor, y amiga de Frederick Stanton y William Leigh, a los que lógicamente tiene enamorados. Gusta de hacerse querer, y a sabiendas de que ambos luchan por su amor, disfruta y se aprovecha de la situación.
Pistas

  • La reciente publicación de “El origen del hombre” en 1871, de Charles Darwin, no ha hecho sino reavivar la tremenda polémica que dividió a la ciencia tras la publicación de “El origen de las especies”. Dentro de las universidades, y en general en la sociedad victoriana, las disputas en pro y en contra de las obras e ideas de Darwin son realmente sensacionales.
  • En el departamento de Arqueología de la Universidad de Oxford esto no es menos cierto, y más si tenemos en cuenta que dos de sus principales investigadores tienen ideas totalmente confrontadas.
  • Frederick Stanton llegó al departamento como estudiante brillante, darvinista convencido, y deseoso de promover un cambio en la dirección del pensamiento del departamento. Desde su entrada en 1879 con veinticinco años, no ha rebajado un ápice su entusiasmo.
  • El profesor Martin Himes lo recibió con actitud reservada, pero con cierta apertura, pues es un hombre que, a su manera, desea el avance científico. Mucho más fría y distante, por no decir directamente mala, ha sido la relación de Stanton con su compañero de oficina, William Leigh, hombre de profunda religiosidad y creacionista convencido. Entre los muros del departamento se han escuchado muchas disputas entre ambos.
  • Y no sólo por temas científicos, pues es bien sabido en su entorno que ambos muestran suficiente interés por Lady Himes como para que las disputas sean frecuentes. Disputas que se avivan continuamente con el coqueteo constante de la hija del profesor hacia ambos pretendientes.
  • Frederick Stanton había pasado el último año en una excavación en Bechuanalandia, en la que había conseguido unos importantes restos óseos que según él confirmaría en gran parte sus teorías. De estos descubrimientos informaba a Charlotte en la extensa correspondencia que intercambiaban. Muy poco tiempo después Lady Himes seguía con su peligroso juego amoroso, y se lo contaba todo a William, sabedora de los celos que esto provocaba en el investigador.
  • El día de su llegada, Frederick Stanton se dirigió a su despacho, donde le esperaba William. Tras un aparente saludo, lleno de frialdad a pesar de llevar un año sin estrecharse las manos, y tras intercambiar las previsibles frases de bienvenida, Frederick no pudo resistir y le enseñó a William su “pequeño tesoro”, como le gustaba llamarlo. Se trataba de un cráneo humano cuyas características morfológicas lo hacían idóneo para reivindicar las teorías evolutivas de Darwin, defendidas por Frederick.
  • Al ver William que todo lo que Lady Charlotte le contaba no eran simples invenciones para causarle celos, sino que se trataba de una realidad científica, y viendo que estos descubrimientos no hacían sino tirar por la borda sus ideales más básicos, y lo que era peor, viendo que suponía, sin lugar a dudas, la victoria de Frederick Stanton sobre él en el mayor trofeo que era Lady Charlotte, no pudo sino eliminar a su competidor.
  • En un momento de distracción, William Leigh tomó de su estante una pesada Biblia, con forro metálico, y golpeó, con toda la violencia que proyectaba su ira, a Frederick Stanton en la cabeza, dejándolo inconsciente y listo para ser asesinado por múltiples golpes en la cabeza. Una vez que se aseguró de que Frederick había perdido la vida, lo sentó leyendo el Génesis. A continuación, el señor Leigh tomó en sus manos los huesos causantes del desastre y con un martillo los machacó, destruyendo las pruebas, y espolvoreando el cuerpo inerte de Frederick Stanton. Finalmente, recuperando algo de la cordura que normalmente tenía, releyó la última carta que Charlotte le había enviado, en la que como siempre, le informaba de los avances de su otro pretendiente para darle celos, y la hizo trizas. William sacó su pistola, y consciente de no tener escapatoria, se suicidó de un disparo en la cabeza.
El qué: El asesinato de Frederick Stanton.
El cómo: Asesinado a golpes con una antigua y enorme Biblia forrada en metal, William Leigh se suicida con su propia pistola.
El porqué: Una mezcla de celos con conflicto de ideas. William Leigh no podía aceptar perder el amor de Lady Charlotte ni que las ideas darwinistas ganasen terreno.
Dónde y cuándo: En el despacho que compartían William Leigh y Frederick Stanton, la misma tarde noche en que Frederick volvió de la excavación en la que había trabajado durante un año.
Quién: William Leigh es el asesino y suicida.

[1] Bechuanalandia se corresponde con los actuales países de Bostwana y Zimbabwe

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