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miércoles, 15 de septiembre de 2010

Castellano medieval (III)

- Por Juan Pablo "Lindellion"

Formas verbales
Una de las mayores diferencias del castellano antiguo con el actual se encuentra en los verbos, que son mucho más irregulares cuyas desinencias aún están evolucionando a partir del latín. Vamos a ver las diferencias principales.

Las desinencias personales son iguales excepto la segunda persona de singular deferente y plural para el presente de indicativo y subjuntivo y el imperfecto de indicativo, –des: fablades (hablas o habláis), diziedes (dices o decís), faziedes (haces o hacéis), etc. Como se observa en los ejemplos, los verbos que terminan en –er, –ir, desarrollan a veces el diptongo ie para la segunda persona. En subjuntivo: cantedes (cantéis), debades (debáis), abrades (abráis).

El imperfecto terminado en –ía lo hacía en –ié en todas las personas menos la primera del singular: quería, queriés, querié, queriemos, queriedes, querién.

En el perfecto de indicativo, la segunda persona singular y plural solía terminar en –s: cantastes, abristes, bebistes.

Las demás formas son iguales que las actuales.

El verbo SER
Aunque comienzan a convivir las formas ser y estar, al principio el verbo ser adquiere el significado de ambas: Juan es dormido (Juan está dormido).

También se usa en lugar del verbo haber como auxiliar de los verbos de movimiento: las mugeres son llegadas a Castiella (las mujeres han llegado a Castilla). Obsérvese que el participio llegadas actúa como un adjetivo que concuerda con el sujeto, mugeres.

Las formas distintas a las actuales son: so (soy), sodes (sois), sey (sé), seyendo (siendo).

El verbo AVER
El verbo aver (haber) tiene un uso mucho más amplio que en la actualidad.

En primer lugar, aún se utiliza con preferencia sobre el verbo tener, para indicar posesión, como ocurría en latín: avedes la mi fiuza (tenéis mi confianza).

Se usa, como se hace hoy, como verbo auxiliar: an matadas las fijas. Sin embargo, obsérvese que el participio (matadas) concuerda con el objeto (fijas), lo cual es una notable diferencia con el castellano actual.

Se usa en las perífrasis de obligación e intención, normalmente detrás del infinitivo: mostralle é en qué yerra (debo/voy a mostrarle en qué se equivoca). También se puede usar delante del infinitivo, pero en este caso se acompaña de la preposición a o de: an de partir, an a partir.

Conjunciones
Las conjunciones también difieren de las actuales: ca (porque), cuemo (como), et (y), etc. Notable es el exagerado uso de et (que pronto pasa a escribirse e y ya desde el principio se pronuncia así) para unir las frases, dando lugar a una polisíndeton.

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