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viernes, 8 de mayo de 2009

Aquelarre: Traición (II)

Escrito Juan Pablo Fernández "Lindelion"

Eres Fátima ibn–Harum, una al–mogauar granadina que hace la guerra por su cuenta al reino castellano, hostigando a los pueblos y fortalezas fronterizas y actuando como contrapartida a los pardos cristianos, que saquean territorio granadino. Fátima tiene un carácter y una historia personal que irás descubriendo a medida que leas, pero antes debes decidir algunas cosas sobre ella. Ármate de un lápiz, una goma, dos dados de seis caras y la hoja de personaje, y configura todas sus características según las reglas teniendo en cuenta lo siguiente:
  • Característica Principal: Destreza.
  • Competencias: Descubrir, Mando, Escuchar, Lanzar, Rastrear, Sigilo, Sobornar, Tormento, Espadas, Cuchillos.
  • Pertenencias: Fátima comienza la aventura con una cimitarra, un cuchillo, un escudo y una loriga, que le protege absorbiendo 2 puntos de daño. Dispone además de 40 dirhems y una mochila donde puede guardar los objetos que encuentre. Ten en cuenta, no obstante, que no se pueden guardar escudos ni armaduras en la mochila, y que solo puedes llevar al mismo tiempo un máximo de dos armas, un escudo y una armadura.
Nota: Recuerda cómo se usa el escudo en combate y haz buen uso de él, lo vas a necesitar. No es aconsejable emprender esta aventura con menos de 13 Puntos de Vida; si sacas menos, vuelve a tirar los dados.

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CAPITVLVM II

1

Estaba en nuestras tierras de Iznájar, cruzando fierros con los hombres. Tiempo ha que non reýan nin fazían burla de mí, pues mostrárales en nuestras correrías que non era muger, si non instrumento de Alláh, como ellos eran, et podía matar et morir a fierro como cualquier otro. Mas tiempo ha tan bien que dexé de servir a Alláh para me servir a mí misma, pues aunque tardé en lo reconoscer, desque empuñé la cimitarra siempre he luchado por mí, por mostrar que soy poderosa de fazer cualquier cosa. Et non siento remordimiento por ello, que sirviéndome a mí misma et mostrando la mi valía sirvo a Alláh meyor que nadie.
En esas estaba cuando llegó Muhammad con nuevas de la frontera.
– ¡La Barbuda! –gritaba–. ¡Ya ha llegado!
Dezíamos así al maestre de Alcántara, Martín Yáñez de la Barbuda, por fazer burla dél. El maestre comenzara una cruzada personal, desoyendo al rey et los nobles caballeros castellanos que probaran a le convencer de la locura que había a fazer. Pues el muy pomposo pretendía se cobrar el reyno de Granada para los cristianos con un puñado de hombres, seguro de que su Dios le guarecería et había de adozille a la victoria. Tan seguro estaba, que mandó dos escuderos a Granada para le dezir al rey que se diese por perdido si non declaraba que el Dios cristiano era el único verdadero, pues recudiría para le derrotar en batalla. Dezían que un frayle que iba con él era quien le metiera en la cabeza todas aquellas porradas; et la Barbuda, que era igual de valiente que imprudente, viose prendido en la llama de la locura por aqueste fraylecillo con ayres de grandeza, que se creyendo aquel Papa le susurraba al oýdo aquello de “Dios lo quiere”. Grand había de ser la caýda, et queríamos estar allí cuando aviniese por ver si algo podíamos nos llevar de los sus despojos.
Essora vestimos las nuestras armas et armaduras et montamos nuestros caballos para ir a la torre de Exea, que era lugar al qual adozía, segund vio Muhammad.
Mi hermano Alí quedóse en Iznájar con la escusa de non desguarecer las nuestras tierras et curar de las mugeres et los fijos suyos et de los otros al–mogawar. Desque se casó et nasció la su fija, non fuera el mesmo dantes. Su esposa supo le convencer de que non fuera a las algaradas et se dedicara a la venta de caballos, como el nuestro padre. Algunos de los hombres iban con él a Córdoba en épocas más tranquilas, para vender allí lo que saqueaban. Despedíme dél et de padre antes de marchar; mi cuñada, como solía fazer, ascondiérase en la su casa con mi sobrina, porque non quería que ella me viera ataviada daquella guisa, por non seguir el mi enxiemplo.
– Fija mía –díxome el mi anciano padre–, cura que non te fieran. Seméjame ese cristiano un loco muy peligroso et poderoso de cualquier cosa.
– Padre –contestéle, probando a le calmar–, non olvides que Alláh va conmigo et me guarece.
– Alláh guarece siempre a los prudentes –replicóme–. Non lo olvides.
Asentí et fuyme tras la compaña de guerreros que se habían ya tornado mis hermanos depués de tantas cabalgadas, mas el mío legítimo miróme con un brillo de nostalgia en los sus ojos, quizás pensando en los tiempos en que cabalgó conmigo en su magnífico corcel sembrando el terror entre los infieles.

Nota: Dispones de una loriga que absorbe 2 puntos del daño que te causen en cada golpe, pero resulta un poco incómoda: mientras la lleves puesta, pierdes 1 punto de Destreza, y por tanto todas las competencias que se beneficien de esta característica también lo pierden. Decide si quieres llevarla, y pasa al 77.

2

La gente atendía su vegada en fila tras los puestos de los cambistas, que se frotaban las manos por la numerosa clientela que a ellos recudía. Había grand desorden en sus mesas, con un revoltijo de monedas, balanzas, pesos, fojas entintadas, cálamos et tinteros, et el constante sonido metálico del oro, la plata et el cobre entrechocando en la madera et en sus bolsas cada vez más repletas.

Si tienes aún los 30 dirhems con los que empezaste la aventura, el cambista te entrega a cambio de ellos 45 maravedíes, de los cuales se queda 5 por los servicios prestados (haz los ajustes necesarios en tus Pertenencias y apunta los 40 maravedíes).

Vuelve al 32 o pasa al 132 y elige una nueva localización en el mapa.

3

Acostéme a unos rapazes que fablaban sentados somo sus mantas so un soportal. Díxeles que había a les dar unos maravedís si pesquisaban acerca de Yabiz ibn–Mubarak. Presto comenzaron a regatear el precio. Dixéronme que non habían a lo fazer por menos de ocho maravedís.

Si es la primera vez que hablas con los manteses y no has sido advertido contra ellos por ningún rumor, haz una tirada de Percepción +2; si tienes éxito, pasa al 126, si no, pasa al 85. Si has sido advertido, sigue leyendo.

Si quieres llegar a un acuerdo con ellos, haz una tirada de Sobornar, restando antes tantos puntos a la competencia como los maravedíes de menos que quieras darles (por ejemplo, si quieres darles 6 maravedíes, debes hacer una tirada de Sobornar –2) y pasa al 91. Si vienes a comprobar si han averiguado algo (solo si ya les has pagado), pasa al 37. También puedes volver a la plaza (pasa al 19) o irte de allí (pasa al 132 y elige otra localización en el mapa).

4

Mas solo era un pobre ciego que andaba por allí apoyado en su bastón. Franqueéle el passo et salí a un lugar más soleado.

Pasa al 132 y elige otra localización en el mapa.

5

Non pude me guarecer de la saeta, que fincóse en mi pierna (pierdes 8 Puntos de Vida). Grité de dolor, et arranquéme la saeta con grand lazería demientre el hombre cargaba otra. Mas la ira me dio fuerzas para caminar, et aunque fuera coxeando, corrí a do él staba. Miróme espantado et dexó lo que fazía para se asconder en una estancia. La puerta se cerró tras él con un sonido de cerrojos.

Si aún estás con vida, pasa al 60.

6

El filo bebió la sangre de mi carne dolorosamientre lazerada, mas non quedó pagado della (pierdes 7 Puntos de Vida). Pude en cabo trabar mi arma por me guarecer de la bestia que me acometía sin folgura. Oýa el planto de Zohra a mi espalda, et aquello dióme fuerzas para me cobrar et afrentar al que habría de matalla si me mataba a mí.

Pasa al 103.

7

Logramos nos adelantar somo los caballos, mas comenzaron a nos arrojar lanzas et saetas.

Haz una tirada de Suerte +2. Si tienes éxito, pasa al 58; si no, pasa al 71.

8

El muy cobarde probó a quedar al lado siniestro para se cobrar ventaja de su arma, que era más luenga que la mía. Mas para desfazer aquesta ventaja alzéme somo la mi montura por quedar más alta que él et le acometer ayuso, pues en tal guisa era difícil para él se guarecer con la lanza.

Debes combatir contra este jinete. Usa tu competencia de Espadas. Por cada golpe que recibas, pierdes 6 Puntos de Vida. Cuando consigas golpearle, pasa al 59.

9

Hube un sueño muy inquieto. Despertéme de ligero en tanto que los hombres comenzaron a gritar. Era plena noche et el fuego de la foguera ya se había extinguido. Palpé con las manos en la escuridad fasta que salí de la tienda. Venía uno corriendo desde el árbol de los captivos.
– ¡Se escapa! –gritaba–. ¡Ha matado a Habus!
Aduxíme presto a do staban los caballos, mas llegué tarde. El captivo barbado montaba ya un caballo et se aprestaba a foyr. Pero antes, catóme fixamientre et me dixo:
– Pardios, que habedes a acordaros de don Juan de Villegas, puta mora.
Et fuese con el mesmo odio que le diera fuerzas para foyr del su captiverio, et quedé yo con otra amenaza más de cuantas me lanzaran antes guerreros como él.
Enfurecidos por la muerte de Habus, los hombres degollaron a los demás captivos. A primora, levantamos las tiendas et nos paramos a andar la jornada que nos partía de Iznájar.

Pasa al 100.

10

Entré a un mesón que dezían de las Tafurerías, porque allí se jugaba a todas oras, aunque el juego estaba prohibido en la cibdad. Había poca gente en el patio, pues casi todos estaban en la taberna faziendo sonar los dados. Algunos mercaderes alojábanse en el mesón et el mesonero les alquilaba estancias que daban a la calle para que pudieran exponer en ellas su género. Pero Yabiz non estaba allí, nin nadie lo conoscía.

Si quieres pedir algo en la taberna y quedate un rato para escuchar algún rumor, réstate 3 maravedíes y pasa al 53. Si no, debes volver a la plaza. (pasa al 92)

11

En tanto que puse un pie somo el primer escalón, un hombre apareció assuso con una ballesta. Llevaba espesa barba morena et catábame con crueza. Salté a un lado para evitar la saeta que me disparó, la qual fincóse en el suelo sin me trovar.
– ¡Matalda! –gritó el hombre desde el otro cabo de la escalera, et essora salieron dos grandes esclavos dentre la espesura, blandiendo afiladas cimitarras.

Debes combatir contra los dos esclavos. Resta 2 puntos a la competencia que uses para luchar. Por cada golpe que recibas, pierdes 7 Puntos de Vida. Debes golpear tres veces si no tienes armas, dos si usas cuchillo o bastón, o una si usas otra arma. Cuando lo hagas, pasa al 120.

12

Passeé por la calle catando todas las botas et zapatos que se mostraban, colocados en el suelo o en una tablas a una vara de altura por que todos los pudieran veer. Los chapines et alcorques se cataban asaz, mas poco se compraban, pues eran aquellos los zapatos altos que dexaban libres de inmundicia los pies de los pudientes, et como tales, solamientre ellos los podían comprar por lo caros que eran. Ningún zapatero supo me dezir quién era Yabiz.

Vuelve al 51.

13

El ballestero seme acostó lentamientre, con una sonrisa macabra en los sus labios. Alzó la ballesta cargada con exasperante parsimonia. Alzé una mano, impotente, pidiendo clemencia, mas non a él, si non a Alláh, deseando con todas mis fuerzas que me diera la oportunidad de me levantar et me afrentar a los enemigos. Mas otro impacto perforó el mi pecho et sumergíme en el escuro et eterno sueño de la muerte.

Requiescat In Pace

14

Fallé un soldado caýdo del caballo que todavía se guarecía con la su lanza, foyendo de todos los caballos que sele acostaban. Et como toda la valentía que hubiera somo el su caballo la perdiera somo la tierra, puse le matar por que non hubiera a se curar más cobardemientre por la su vida.



Combate contra el soldado: Si luchas desde un caballo con un arma más grande que un cuchillo, suma +2 a la competencia que uses para luchar. Por cada golpe suyo pierdes 6 Puntos de Vida. Para vencerle, debes golpearle: – 3 veces si no tienes armas. – 2 veces si usas un cuchillo. – 1 sola vez si usas cualquier otra arma. Si le vences, pasa al 129.

15

Si has tenido éxito en la tirada de Sobornar y has ofrecido al menos 8 maravedíes, el tendero acepta el dinero; si ofreciste menos de 8, el tendero te exige como mínimo 8 maravedíes. Si has fallado la tirada, pero has ofrecido al menos 16 maravedíes, el tendero te pide 4 más; si has ofrecido menos de 16 maravedíes, te pide el doble de lo que le has ofrecido (hasta un mínimo de 16). Si puedes pagarle, pasa al 112; si no, vuelve al 92 o pasa al 132 y elige otra localización en el mapa.

16

Como tantos otros, el bravo guerrero murió con sorpresa todavía en la su faz. Cuando le vieron caer todos los demás cristianos, la dubda comenzó a les vencer. Ya non luchaban con tanto ardor et rabia, si non que se guarecían et probaban a foyr. Por primera vez en la batalla sentí que podíamos les vencer.

Si no tienes ya dos armas, puedes quedarte la espada del líder cristiano. Pasa al 50, pero cuando hagas la tirada que te ordena ese párrafo, cuenta la muerte del adversario al que acabas de vencer como la de tres hombres juntos.

17

El hombre disparó su ballesta ya cargada, mas pude me guarecer tras una columna et la saeta fincóse en ella. Subí presto las escaleras para le assechar. Él corrió a se asconder en una estancia et cerró la puerta.

Pasa al 60.

18

La batalla estaba ganada. Muchos dellos ya habían caýdo so el filo de las nuestras medias lunas, et comenzaban a foyr por do vinieran. Matamos presto a todos los que iban a pie et assechamos a los que iban montados fasta la aldea. Allí les recivieron a pedradas al veer que veníamos detrás dellos, et non les cupieron entrar en ella, pues querían se fazer fuertes allende la empalizada. En cabo, viéndose ya perdidos et rodeados, rindiéronse et pidieron clemencia. Degollamos a la mitad, mas respetamos la vida de los que semejaban nobleza, por pedir dinero a cambio de su rescate. Los aldeanos nos vitoreaban a nuestro paso et regalaban con alabanzas a los salvadores que Alláh les enviara. Mas ayna se apercebieron que non éramos distintos de los cristianos. Tomamos dellos todo lo que nos plugo, ya fuera oro, comida o mugeres, pues mis hombres habían a se desfolgar depués de la batalla. En cabo nos fuymos, para alivio daquellas gentes, con los captivos cristianos encadenados.

Tira un dado y suma el resultado a tus Puntos de Vida (no puedes tener una puntuación superior a la inicial).

Pasa al 62.

19

Salí a una plaza muy ancha et concurrida que había enderredor edificios con soportales so los quales se ayuntaban unos pilluelos envueltos en mantas; dezíanles por ello los manteses, et coydaban de fazer encargo por se ganar unos maravedís. Había tan bien muchos edificios con balconadas que se podían alquilar, pues en aquesta plaza solían correr caballos et lanzear toros. Lo demás eran carpinterías, mesones, hospitales et el Rastro, la única carnicería de la cibdad. Había además un mercado aquel día, do se podía trovar todo tipo de cosas. Unos alguaciles fazían la su ronda por la plaza.

Si llevas armadura o un arma más grande que un cuchillo, tira los dados. Según el resultado obtenido y lo que portes, deberás pasar al 114 (debes hacer esta tirada cada vez que caigas en este párrafo): Solo arma: 12 Solo peto: 11, 12 Arma y peto, o solo loriga: 10, 11, 12 Arma y loriga: 9, 10, 11, 12 Si no debes ir al 114, sigue leyendo.

Podía fazer negocio con un mantés (pasa al 3), dar una vuelta por el mercado (pasa al 73) o ir a otro sitio (pasa al 132 y elige otra localización en el mapa).

20

Como non vistiera la mi armadura, podía me mover ligera et alejéme del caballo antes de que cayera. Golpeóse aqueste la cabeza con el suelo et quedó yaciente con la lanza del su amo fixada en el lomo, en vano probando a se levantar. Demientre la lucha seguía enderredor, veýanse las siluetas de los combatientes entre el polvo que truxera consigo la cabalgada.

Pasa al 50.

21

Mas antes de salir vi que uno dellos me miraba más de la cuenta, oculto por una capucha que solo dexaba veer la nariz et los ojos. Caminé con mucha cautela et parada a afrentar cualquier imprevisto.

Pasa al 74.

22

Todos los tenderetes estaban plenos de comida: fiambres, cecina, queso, dulces, pan de figo, et muchas otras viandas que entraban por la nariz et por los ojos sin que los tenderos hubieran a las anunciar con la su voz.

Si vienes a devolverle el cerdo al tendero, pasa al 82.
Si no, vuelve al 92.


23

Cayó en cabo el cristiano con un certero golpe de mi cimitarra en su cuello. Su sangre brotó con tamaña fuerza que manchó la mi faz. Dexélo agonizando en el estertor de la muerte et aduxe el mi caballo contra la batalla.

Pasa al 50.

24

Non acabé a subir, pues resbalé por una texa et caý desde el texado fasta el suelo de la calle. El golpe fue tremendo. Demientre la gente seme acostaba preguntándose lo que se aviniera, perdí la consciencia et depués la vida.

Requiescat In Pace

25

Essora salióme al passo un joven soldado enfervescido, manchado de sangre que non había de ser la suya, que agitaba una desjarratadera al tiempo que corría.

Combate contra el soldado:
Si luchas desde un caballo con un arma más grande que un cuchillo, suma +2 a la competencia que uses para luchar.
Por cada golpe suyo pierdes 6 Puntos de Vida.
Para vencerle, debes golpearle:
– 4 veces si no tienes armas.
– 3 veces si usas un cuchillo.
– 2 veces si usas cualquier otra arma.
Si vas sobre una montura y sacas un 12, pasa al 127.
Si le vences, pasa al 79.


26

Todos los mesones eran muy parecidos: daban entrada a un patio con edificios aderredor. Las gentes bebían, comían et charlaban en las tabernas, et los patios eran pequeños mercadillos do los mercaderes que allí se alojaban vendían sus mercancías.

Si estás buscando un cerdo robado y conoces a los ladrones, pasa al 55.
Si no, vuelve al 63 o pasa al 132 y elige otralocalización en el mapa.


27

Los tintoreros fazían la su labor a los ojos de la gente, et vendían los sus paños ya acabados o fazían encargos para otros mercaderes. Era aqueste oficio muy delicado, et comprendía muchos menesteres: unos trituraban plantas et cáscaras de nuez et mexclaban el polvillo con alumbre, otros lo metían en una pequeña caldera et lo echaban en barreños, et otros pisoteaban los paños depués de metellos en ellos, con lo que salían ya tintados. Preguntéles a los tintoreros si conoscían a Yabiz, pues quizás les encargara tintar sus paños, mas non sabían nada dél.

Vuelve al 51.

28

Dos golpes certeros en el costado bastaron para fazer que soltara la lanza et se doblara somo la grupa de su montura. Ataquéle ya desguarecido en la cabeza et matéle presto por si alguno de los suyos venía a le acorrer. Desplomóse en el suelo tras caer del su caballo, que se alejó al trote arrastrándole, pues su pie quedó trabado entre los arreos del animal.

Pasa al 50.

29

El último golpe le fizo perder toda la fuerza que le daba la furia. Cayó de rodillas, vencido, et encomendóse a su Dios antes de morir con una piadosa oración, clamando venganza contra su asesina. Mas con su muerte, ya todos los guerreros cristianos con los que batallamos habían perecidos. En cabo, desplomóse et dexéle allí en mitad de la calle.

Si no tienes ya dos armas, puedes adueñarte de la espada de don Juan de Villegas.

Pasa al 132 y elige otra localización en el mapa.


30

Apareció por la puerta un hombre gordo, de piel pálida para ser árabe. Vio que era yo quien le atendía et catóme preguntándose quién era. Ayna habría de sacalle la dubda.
– ¿Vos sodes Yabiz ibn–Mubarak? –preguntéle.
– Sí, soy yo –contestó, con una voz más aflautada de lo que esperaba para un hombre grand como él–. ¿Quién sodes vos et qué queredes de mí?
– Soy Fátima –díxele–, la fija de Harum.
Sus ojos se abrieron espantados al oyr mi nombre, mas non podía saber quál era la natura daquel espanto. Quizás fuera que non esperaba me veer numqua depués de lo que se avino en Iznájar, o quizás temía que descobriera algo malo dél. Eso era lo que habría de pesquisar, et por ello atendí a veer su estanza et lo que había a me responder, mas non dixo nada.
– He de fablar con vos –díxele.
– Bien –contestó–, mas non es aqueste buen lugar. Ven a mi casa a la escurecida. Es la última de la calle de los Pastores, en la collación de San Miguel.

Pasa al 116.

31

Un golpe bastó para mandar al otro mundo al ballestero et terminar con la amenaza que suponía para todos nosotros. La ballesta rompióse en su caýda. Solo llevaba un cuchillo.

Si no tienes ya dos armas, puedes adueñarte del cuchillo del ballestero.

Pasa al 50.


32

A muy poca andadura del río había una puerta con grand bollicio de gente, cabo dotra por la que entraba el pescado que venía de los bajeles anclados a orillas del Guadalquivir. Había de ser aquella la Puerta de la Pescadería. La mayoría de los mercaderes aquí puestos vendían pescado, et aventajaban a todos en lo estruendoso et molesto de sus potentes vozes, mas había tan bien enderredor algunos mesones do se hospedaban mercaderes et pescadores, unos hornos, puestos de cambistas et unos baños. Contra la puerta había una picota do se ajusticiaban a los malhechores et se dezían los pregones. Los alguaciles vigilaban la Puerta del Sol, por do entraba el pescado, pues habíase de fazer recuento para depués recoger el tributo en la plaza de la Corredera, segúnd me dixieron.



Si llevas armadura o un arma más grande que un cuchillo, tira los dados. Según el resultado obtenido y lo que portes, deberás pasar al 114 (debes hacer esta tirada cada vez que caigas en este párrafo):
Solo arma: 12
Solo peto: 11, 12
Arma y peto, o solo loriga: 10, 11, 12
Arma y loriga: 9, 10, 11, 12
Si no debes ir al 114, sigue leyendo.


Podía ir a un cambista por que me tornara en maravedís los dirhems que había (pasa al 2), entrar en los baños (pasa al 70) o ir a otro sitio (pasa al 132 y elige otra localización en el mapa).

33

Los hombres todavía estaban en el campo de batalla, luchando por salvar sus vidas segando las de sus adversarios. Los combatientes estaban más dispersos que al principio, et lo que fuera una batalla de todos contra todos tornárase en muchos combates singulares que se repetían por doquier. Non esperáramos tal crueza, mas la única possibilidad de victoria de los cristianos fundábase en nos partir, et bien lo hubiera visto el su mayoral; et como lo acabaran, prolongárase la lucha más de lo previsto.



Si aún no lo has hecho, puedes ir en busca del capitán que comanda a los cristianos y enfrentarte con él (pasa al 128).
De lo contrario, tira un dado:
Si sacas un 1, pasa al 14.
Si sacas un 2, pasa al 25.
Si sacas un 3, pasa al 41.
Si sacas un 4, pasa al 75.
Si sacas un 5, pasa al 97.
Si sacas un 6, pasa al 119.
Si ya has estado en este párrafo anteriormente y se repite el resultado del dado, vuelve a tirar, o bien elige el resultado inmediatamente anterior o posterior, a tu elección.


34

Mas non trovó mi carne su acero asesino, pues mi mano estaba trabada al arma que ascondía so las ropas et entrepúsela a tiempo de evitar la fatal ferida.

Pasa al 103.

35

El texado resbalaba asaz; non cabíame avanzar aprisa, pues cualquier passo en falso me podía llevar a la muerte. El niño ya llegara al otro cabo et había a saltar a otro texado.
– ¡Quieto! –gritéle–. ¡Devuélveme mi bolsa!
Miróme espantado de veer que todavía le assechaba. Estonces tomó impulso para saltar.

Si llevas un cuchillo, puedes lanzárselo. Haz una tirada de lanzar, y pasa al 81 si tienes éxito.
Si fallas la tirada (borra el cuchillo de tus Pertenencias) o no llevas un cuchillo, el niño consigue escapar. (pasa al 109)


36

Passó el cuchillo cabo del mi brazo, mas non me firió. Espoleé la mi montura con rabia, con el único pensamiento de matar a aquel perro traycionero que probara a foyr del combate.

Pasa al 8.

37

Me dixieron que non trovaran a Yabiz, peró que fallaran a alguien que quizás sopiera do staba.
– Un tendero de la plaza de San Salvador –explicóme uno dellos–, esa do está el mesón de las Tafurerías, nos dixo que le comprara unos paños para su sposa, mas non quiso nos dezir más porque creýa que le buscábamos para le fazer mal.
Puse ir yo misma allí a preguntar.

Cuando te acerques a los tenderetes de la plaza de San Salvador, suma 20 al número del párrafo en que te encuentres y dirígete al número de párrafo resultante.

Vuelve al 19, o pasa al 132 y elige una nueva localización en el mapa.


38

– ¡Maldita puta! –gritóme el hombre de la ballesta–. ¡Eres escoria como tu padre et tu hermano! ¡Lamentarás haber venido aquí!
Essora levantó de cabo la su ballesta, parado a me lanzar otra saeta.

Haz una tirada de Destreza. Si tienes éxito, pasa al 17; si no, pasa al 5.

39

Aunque soportaba mucho peso, pues non podía me mover con soltura por la armadura, pude me alejar del caballo antes de que cayera. Golpeóse aqueste la cabeza con el suelo et quedó yaciente con la lanza del su amo fixada en el lomo, en vano probando a se levantar. Demientre la lucha seguía enderredor, veýanse las siluetas de los combatientes entre el polvo que truxera consigo la cabalgada.

Pasa al 50.

40

Depués de fablar con Yabiz, quise me asegurar que era él. Preguntéle a Zohra, que me atendía a la entrada.
– Ese hombre non es Yabiz –díxome.
Estonces supe lo que se avenía. Aquel hombre sí era Yabiz. Poca gente lo conoscía, mas respondía a ese nombre et lo buscaban a él cuando sele requería. El hombre que Zohra vio en Iznájar se fingiera aqueste. Mas Yabiz había de sabello, pues fuera estraña la su estanza. Algo passaba.
Atendí en la esquina a que Yabiz saliera. Ayna salió, como esperaba, mirando nervioso en su derredor, mas estábamos bien ascondidas et non nos vio. Passó por la plaza del Potro, et díxele estonces a Zohra que se fuera con Abid. Había de seguir a Yabiz.

Haz una tirada de Rastrear. Si tienes éxito, pasa al 86; si no, pasa al 98.

41

Vi a uno de los míos luchando en desventaja contra un jinete que le arremetía con la su lanza somo el caballo. El cristiano estaba ferido en una pierna, mas veýase a la legua que el brazo estaba intacto, pues los puyazos que metía non eran cualquier cosa. Firió a su rival en el hombro, mas non cupe le rematallo: allá que fuy a le sosegar, que estaba asaz nervioso.

Combate contra el soldado:
Si no luchas desde un caballo, resta –2 a la competencia que uses para luchar.
Por cada golpe suyo pierdes 6 Puntos de Vida.
Para vencerle, debes golpearle:
– 4 veces si no tienes armas.
– 3 veces si usas un cuchillo.
– 2 veces si usas cualquier otra arma.
Si sacas un 12 y no llevas escudo, pierdes el arma; deberás usar otra o luchar con los puños.
Si le vences, pasa al 106.


42

Busqué al tendero del que me fablaran los manteses, et fallélo vendiendo queso de oveja. Su sposa et sus fijos curaban de un pequeño cochinito. Quizás, al me veer dando la mano a Zohra, creyera que yo era una muger abandonada por Yabiz, et por ello non me dezía nada. Habría de sacalle por la fuerza la información. Le dixe que non quería le fazer daño, que semejaba haber una bonita familia et que sería una pena que les passara algo malo.

Haz una tirada de Tormento. Si tienes éxito, pasa al 112; si no, pasa al 122.

43

La mancebía estaba en un callejón apartado de la plaza. Cerca había boticas en tiendas que eran propiedad de un mesón que fazía esquina. El callejón se escurecía asaz al final, do había una puerta tras la qual atendían unos hombres. Uno dellos era el portero, pues cuando vio que me acostaba a la puerta salió ayna a me dezir que me fuera.
– Aquí non puedes entrar, muger, que non es aquesto una botica –clamó, et rieron los presentes.

Si vienes de parte de Alonso Quiñones, pasa al 107.
Si no, vuelve al 63 o pasa al 132 y elige otra localización en el mapa.


44

Passó el cuchillo sin le tocar, mas fincóse en el cuello del caballo, que frenó adesora su carrera, levantó las manos et tiró al suelo a su jinete antes de proseguir la foyda en su cabo (borra el cuchillo de tus Pertenencias). El soldado, dolorido por la caýda, et viéndose perdido, trabó de la su lanza para me afrentar.

Pasa al 59.

45

Abid vigilaba la estancia et guardaba las nuestras pertenencias. Nadie en el mesón sospechaba del supuesto armero et la su familia. Yo salía siempre de la mano de Zohra, fingiéndome su madre. Vestía manto et zaragüelles bien anchos para ocultar armas et armadura, aunque a poco que alguien fixase en mí los sus ojos, se apercebiría de que iba armada et vestida con armadura. Añadí un velo, para mí et tan bien para Zohra, por que Yabiz non pudiera la reconocer si la viera.

Anota en tus pertenencias el equipo de que dispones y anota aparte el que llevarás cuando salgas de la habitación:
2 cuchillos
1 cimitarra
1 loriga (absorbe 2 puntos de daño, pero resta 1 a la Destreza, y por tanto también a todas las competencias relacionadas con ella)
1 peto de cuero (absorbe 1 punto de daño)
Dispones además de cualquier arma que hayas adquirido durante tu batalla contra los cristianos, pero solo puedes llevar aquellas que sean más pequeñas que una lanza.
El escudo no está disponible, ya que no podrías ocultarlo y llamaría demasiado la atención.
Recuerda que puedes llevar encima un máximo de 2 armas.

Además, ten en cuenta que, si crees haber encontrado a Yabiz, puedes preguntar a Zohra si es él realmente, sumando 10 al número de párrafo en que te encuentras y dirigiéndote al nuevo párrafo. Si el nuevo párrafo no tiene sentido, significa que Zohra no ha reconocido al sujeto como Yabiz. Anota esto en tu hoja de personaje y recuérdalo.

Vuelve al 132 y elige una localización en el mapa.


46

Era aquel lugar de parada de muchos buhoneros que vendían sortijas et alfileres et garnachas et planchas et bronchas et muchas otras alfajas. Habían además dejes que asaz plazían a los cristianos. Algunos llevaban carros et movíanse por toda la cibdad vendiendo sus baratijas. Ninguno conoscía a Yabiz.

Vuelve al 78.

47

Apuntábame ya el ballestero cuando el cuchillo se fincó en el su cuerpo et dexó caer la ballesta por el dolor et la sorpresa. Probaba a se arrancar la foja, et vi estonces la oportunidad de le acometer.

Combate contra el soldado:
Si luchas desde un caballo, suma +2 a la competencia que uses para luchar.
Por cada golpe suyo pierdes 3 Puntos de Vida.
Cuando le golpees una vez, pasa al 31.


48

Vi que regresaba et díxome que non estaba allí. Puse salir et buscallo en el otro sitio do Alonso me dixo que podía estar.

Pasa al 132 y elige otra localización en el mapa.

49

Las siguientes armas hechas por los armeros son las que pueden resultarte útiles. Entre paréntesis aparecen sus precios. Si quieres comprar alguna, réstate la cantidad indicada.

Bastón (4 maravedíes): la guardia de la ciudad no lo considera un arma.
Cuchillo (10 maravedíes): no es detectado por la guardia.
Espada (70 maravedíes)
Espada bastarda (90 maravedíes)

Cuando hayas comprado lo que necesitas, vuelve al 63 o pasa al 132 y elige otra localización en el mapa.

50

Alzé la vista un momento et caté aderredor por ver el curso que cobrara la batalla.

Haz una tirada de Mando.
A continuación, tira dos dados y resta 1 punto al resultado por cada adversario al que hayas derrotado; resta otro punto más si has tenido éxito en la tirada de Mando, pero súmalo si has fallado.
Si sacas 4 o menos, pasa al 18.
Si sacas de 5 a 8, pasa al 33.
Si sacas 9 o más, pasa al 61.


51

Llegué a una plaza en forma de cuadrado a la que podía entrar por cuatro puertas que salían a cuatro calles diferentes. Adentro había muchas tiendas que formaban calles et se ayuntaban segúnd lo que vendían. Aquello había de ser la afamada Alcaycería. Los alguaciles coydaban de la entrada et vigilaban adentro.



Si llevas armadura o un arma más grande que un cuchillo, tira los dados. Según el resultado obtenido y lo que portes, deberás pasar al 114 (debes hacer esta tirada cada vez que caigas en este párrafo):
Solo arma: 12
Solo peto: 11, 12
Arma y peto, o solo loriga: 10, 11, 12
Arma y loriga: 9, 10, 11, 12
Si no debes ir al 114, sigue leyendo.


Cogité en qué calle había a pesquisar:
La calle de los zapateros. (pasa al 12)
La calle de los tintoreros. (pasa al 27)
La calle de los sederos. (pasa al 76)
La calle de los zurradores. (pasa al 121)

Si quieres salir de la Alcaicería, vuelve al 132 y elige otra localización en el mapa.

52

Tocóme en suerte la primera ronda. Trabé la cimitarra et sentéme cabo del árbol. Todos los cristianos estaban muy callados et cabizbajos, sinon uno barbado que me oteaba desafiante, con el odio gobernando en los sus ojos. Levantéme et púseme cabo dél.
– ¡Mira a otro lado! –ordenéle. Mas como siguiera me catando con descaro, acosté mi faz a la suya et, adesora, escupíle a los ojos–. Pues mira aquesto, si tanto te plaze mirar.
Limpióse con el hombro sin apartar la vista de mí. Puse le dexar, pues bien conoscía yo a los fanáticos cristianos para cogitar que quizás buscaba la muerte para non se veer captivo de sus enemigos.
Anduvo la ora et vino el relevo. Agradecílo, pues el sueño ya me vencía, et retiréme a la tienda.

Pasa al 9.

53

Pedíle al tabernero una jarra de hipocrás et movíme por toda la taberna faziendo que buscaba do me sentar, por veer si escuchaba algo interesante.

Haz una tirada de Escuchar. Si tienes éxito, tira un dado:
Si sacas 1 o 2, pasa al 65.
Si sacas 3 o 4, pasa al 80.
Si sacas 5 o 6, pasa al 96.

Si fallas, vuelve al 10.


54

Non fuy asaz ágil para acabar a me montar en el caballo de Muhammad. Nuestras manos se soltaron et caý al suelo polvoriento, que temblaba con el galope de dos dozenas de caballos que seme acostaban. Nin siquiera hube a me tornar contra ellos; el primero golpeóme con todo su cuerpo en las costillas, tiróme al suelo et los que venían detrás trituráronme los demás huesos pisándolos con los sus cascos. Agonizé fasta que una foja piadosa fincóse en mi pecho para en cabo me dar muerte.

Requiescat In Pace

55

Busqué a los rufianes que viera en el mesón de las Tafurerías et fallé a uno en un patio, sentado en un taburete et con el puerco atado a una cuerda que asía con la mano. Probé a me acostar a él sin que se apercibiera.



Haz una tirada de Sigilo. Si tienes éxito, pasa al 94; si no, pasa al 102.

56

Cabalgamos fasta que el sol comenzó a se asconder tras las montañas, siguiendo el rastro que dexaran los cascos de los sus caballos. Essora vimos que se tornaban a una aldea que se veýa a lo lejos. Todavía estábamos en territorio granadino, por ende seguramientre habrían atacada la aldea obligados por el fambre. Acostámonos allí dos caballeros a ascondidas por ver si eran ciertas aquestas sospechas. Eran, pues desafortunadamientre oteónos uno dellos et avisó a los otros para nos assechar. Demientre foýamos, contamos más de veint caballos ligeros que presto senos acostaban. Amir, el jinete que foýa conmigo, como viera que habían a nos dar caza, tornóse de espaldas a la grupa, trabó el su arco et lanzó algunas flechas para les amedrentar. Non firió a ninguno, mas fízoles romper la cuña que formaran, de tal guisa que llegaron en desorden al lugar do los nuestros atendían. Muhammad, en tanto que les vio, avisó a los demás para que formaran et salieran al passo. Essora separéme de Amir et fuyme a siniestra al tiempo que él se abría a derecha, para dexar passo a los nuestros. Cundió el pánico en las filas cristianas que, como estuvieran desordenadas, non hubieron tiempo asaz para se retirar, pues unos a otros se molestaban en la foýda. Los que habían morosas pusiéronse delante et enristráronlas. Los que habían armas más ligeras pusiéronse a ambos lados de los primeros peró más atrasados, por envolver a los cristianos depués que aviniera la acometida. Todos alzaron gritos al tiempo que emprendían la carrera et aprestábanse a la acometida, levantando una densa nube de polvo tras ellos et provocando un terremoto con las pisadas de los caballos. Et a fe mía que algunos de los cristianos ensuziaron las sus calzas.



Cogité estonces lo que había a fazer:
Me ayuntar con los míos et atacar desso uno a los cristianos. (pasa al 93)
Me tornar contra los cristianos et me adelantar por el ala derecha por si alguno probaba a foyr. (pasa al 117)

57

Miré presto en el arcón, sperando que el pilluelo estuviera allí ascondido, mas non fallé nada. Revolví las ropas de la cama por veer si estaba entre ellas, et tampoco lo fallé. Comprendí estonces que hubiera de salir por la ventana. Saqué la cabeza et vi que el texado estaba muy cerca et que seguramientre trepara a él para foyr. Et así foyera con la mi bolsa.

Pasa al 109.

58

Volaron las saetas et las lanzas fincándose en la tierra por delante de nosotros. Trovaron los cuerpos de dos de mis hombres, mas non el mío. En cabo logramos nos poner a mucha andadura dellos, cansáronse de nos assechar et tornáronse por se repartir los despojos. Cansados et feridos, tornamos a Iznájar casi sin nos parar a folgar.

Pasa al 100.

59

El golpe que recevió non fue asaz para le dexar vencido, mas como estuviera ferido non se guarecía con destreza, et veýa muchas ocasiones de le acometer. Mas había de ser cauta, pues todavía sostenía con fuerza la lanza et podía me ferir.

Combate contra él usando tu competencia de Espadas +2. Por cada golpe que recibas, pierdes 6 Puntos de Vida. Si le hieres, pasa al 23.

60

Acostéme a la puerta et golpeéla con todas mis fuerzas, mas era firme.
– ¡Non podrás foyr de mí! –gritéle–. Non sé cómo fezist, mas sé que eres tú el culpable de la muerte de mi familia, et Alláh sabe que pagarás por ello!
– ¿Cómo osas fablar de Alláh, tú que eres su enemiga? –contestóme allende la puerta–. ¡La suerte de tu familia es la mesma que correréys todos los traydores a Él et al rey Muhammad!
– ¿Qué dizes, loco? –preguntéle–. ¡Tú eres el único traydor, que matas al brazo executor de Alláh, a los hombres que onrran el Su nombre afrentando a los cristianos!
– ¿Los mesmos cristianos a los que passays información de Granada? –dixo–. Vos hemos descobierto. ¿Por qué precio habedes vendido al rey? ¿Cuánto vale la lealtad a la corona de unos traydores como vosotros?
¿Trayción? ¿Dezía verdad aquel asesino? ¿Era possible que mi padre et mi hermano hubieran estado faziendo a mis espaldas lo que aqueste dezía?
– ¿Qué pruebas has de lo que dizes? –preguntéle, mas non me respondió.
Comenzé a dar cozes a la puerta, temiendo que hubiera foydo dalguna guisa. Essora oýle gritar et dar unos alaridos que me pusieron los pelos de punta. Seguí golpeando la puerta fasta que la abrí. Estonces le vi retorziéndose en el suelo, presa de un dolor que imaginaba indescriptible. Adesora, los gritos tornáronse gruñidos, crecióle pelo por todo el su cuerpo et comenzóse a formar en su faz un luengo hocico. En cabo, hube contra mí un enorme lobo babeante que me miraba con odio (pierdes 1 punto de Racionalidad). Adesora, el lobo dio un grand salto et lanzóse contra mí con las sus terribles fauces abiertas.

Debes luchar contra el lobo. Por cada fallo pierdes 7 Puntos de Vida. Para vencerle, debes golpearle tres veces si usas cuchillo o bastón, una vez si usas espada bastarda, o dos veces si usas cualquier otra arma. No puedes vencerle sin armas.

Cuando le venzas, pasa al 131.


61

Fiziéronse más fuertes los cristianos poco a poco, et mantuviéronse firmes a las órdenes del su mayoral. Et tal fue al su disciplina que sopieron tornar a su favor la suerte de la batalla. Mis hombres caýan uno tras otro, los que todavía estábamos en pie non podíamos dexar de retroceder por las efectivas acometidas de los contrarios. Cuando quise me dar cuenta, solo éramos un puñado de fieles luchando contra un enemigo superior et bien formado. Non podía fazer ya más que tocar retirada. Estalló entre ellos un grito de júbilo al veer que foýamos, mas non quedaron contentos con aquello, que comenzaron a nos assechar. Los cascos de los caballos truxieron a la tierra de cabo el temblor so las sus pisadas et levantaron el polvo yaciente tras ellas.

Si Fátima está aún sobre su caballo, pasa al 7.
Si lo perdió y va a pie, pasa al 90.


62

A la escurecida levantamos las tiendas en el lecho de un río. Encadenamos a los prisioneros a un tronco grueso et fezimos turnos de vigilancia. Depués prendimos una foguera et catamos las armas et los caballos conquistados demientre yantamos, et allegamos en qué guisa hubiéramos a los partir. Llegó estonces la ora de dormir.

Tira un dado.
Si sacas 1, 2 o 3, pasa al 52.
Si sacas 4, 5 o 6, pasa al 118.


63

La plaza del Potro era un lugar alfombrado de paja et barro do recudían gentes de variopinta condición. Allí lo mesmo se podía trovar un fidalgo que un rufián, una dama de alta alcurnia o una prostituta de la cercana mancebía. Era allí do hubieran a llegar aquellos que quiseran hospedaje, herramientas, monturas et armas, pues había más mesones que en cualquier otra parte de Córdoba, et en ellos se abrían tiendas a ferreros et armeros et los tratantes de caballos los guardaban en sus cuadras esperando un buen comprador. Et por si fuera poco el mal odor que gobernaba la plaza desde las cuadras, ayuntábase a él otro todavía peyor: el de las tenerías, que exponían en la calle sus cueros por que se secaran al sol.

Si quieres acudir a una armería, pasa al 105.
Si quieres visitar los mesones, pasa al 26.
Si quieres ir a la mancebía, pasa al 43.
Si quieres ir a otro sitio, pasa al 132 y elige otra localización en el mapa.


64

El cuchillo voló cabo la su cabeza sin le ferir (borra el cuchillo de tus Pertenencias). Peró el mi caballo fue más rápido que el suyo et pude le cerrar el passo.

Pasa al 8.

65

Escuché la conversación de unos hombres que ayuntaran unas mesas en mitad de la taberna et jugaban a los dados. Dixieron algo de uno al que dezían Diegazo, que muriera el día anterior corneado por un toro. Dezían tan bien que Dios le castigara por fazer un lanceamiento en un lugar sagrado, et que nadie hubiera a fazer tal cosa de cabo por non recevir el castigo divino.

Vuelve al 10.

66

Logré en cabo fallar un resquicio en la su armadura et por allí le entró la muerte. Cayó aquel terrible enemigo con un grito metálico del interior del su yelmo. Había librado a los míos de uno de los más peligrosos guerreros a los que nos afrentáramos.

Si no tienes ya dos armas, puedes coger la de tu enemigo caído, conocida como “mayal de armas”, muy raras de ver en la península. Si la usas en combate, debes hacer una tirada de Destreza. Usada contra un enemigo con escudo, anula la ventaja que este le proporciona, es decir, necesitas gopearle una vez menos.

Pasa al 50.


67

En tanto que me asomé por la ventana, sentí unos golpes en el texado. El ratero foýa por él, et solamientre podía lo assechar si era capaz de trepar dessuso.

Si desear continuar con la persecución, deberás hacer una tirada de Destreza; pasa al 35 si lo consigues, y si no, pasa al 24.

Si no quieres arriesgarte, pasa al 109.


68

Non hube tiempo asaz de me apartar: cayó en cabo el caballo et aplastóme el muslo. Hube grand dolor, mas pude liberar la pierna depués de muchos trabaxos (réstate 4 Puntos de Vida y 1 punto de Destreza). Fuyme dallí coxeando peró viva.

Pasa al 50.

69

El ballestero alzó de cabo la su arma ya cargada et disparóla contra mí antes de que pudiera llegar do estaba. La saeta asesina voló rauda et el su silbido fue interrumpido por el impacto que fizo en mi cuerpo. Fue como si me alcanzara el puño de un gigante; salí volando para atrás et caý al suelo con el mayor dolor que fasta estonces conosciera (réstate 8 Puntos de Vida). Fincárase la saeta en el mi hombro, et parecía como si se hubiera fincada tan bien en la tierra en mi caýda, pues por más que probaba, non podía me levantar, presa de un horrible sofrimiento. Oýa la incesante lucha aderredor et la manivela de la ballesta tensando el alambre de cabo; el ballestero se aprestaba a colocar la saeta que me daría muerte. Mas acabé a me apoyar somo la rodilla antes que terminara.

Solo tienes fuerzas para lanzar un cuchillo. Si tienes un cuchillo, puedes intentar lanzárselo al soldado haciendo una tirada de Lanzar. Si tienes éxito, pasa al 47; si no tienes éxito, o si no tienes cuchillos para lanzar, pasa al 13.

70

Un hombre guardaba la puerta de los baños. Catóme con desprezio cuando me acosté a él de la mano de Zohra, et cortóme el passo en llegando a do staba.
– ¿Qué buscades aquí, mora? –preguntóme.
– Non más que tomar un baño con mi fija –contesté.
– Pues fazed las vuestras suzias abluciones en otro lugar –espetó–, que non está aqueste para onrrar a falsos dioses.

Si vienes de parte de Alonso Quiñones, pasa al 125.
Si no, vuelve al 32 o pasa al 132 y elige otra localización en el mapa.


71

Adesora sentí el golpe más fuerte que jamás me dieran, et vi una punta de lanza salir por mi pecho. Quedé sin fuerza et sin respiración, et caý del caballo casi muerta. Cuando los cascos de los caballos de los cristianos masacraron mi cuerpo, ya non sentía nada.

Requiescat In Pace

72

Peró poco pudo fazer el jinete, pues yo ya comenzara la carrera et fuera más presta que él. Non le sirvió la lanza para nada cuando llegué a su altura: alzéme somo el mi caballo trabando fuertemientre de las riendas et lanzé el golpe dessuso por desviar la lanza si aquesta me trovara. Hendíle el yelmo et cayó malferido al suelo a un costado del su caballo, que siguió la carrera sin él.

Pasa al 124.

73

Los mercaderes et buhoneros anunciaban sus géneros a grito pelado. Mostrábanlos en sus manos, somo unas tablas, en el suelo et colgados en las paredes, et tanto spacio ocupaban que era difícil trovar un lugar por do progresar sin pisallos o tirallos al suelo. Vendían especias, oropeles et paños de toda natura. Preguntéles por Yabiz, mas ninguno dellos sabía quién era.

Vuelve al 19 o pasa al 132 y elige otra localización en el mapa.

74

Salí del mesón et caminé por los escuros et estrechos callejones que dexaban atrás la plaza. Adesora, en medio de la escuridad, me salió al passo un hombre.

Si en el transcurso de esta aventura has conocido a don Juan de Villegas, pasa al 110.
Si no, pasa al 4.


75

Adesora passó un jinete cristiano entre nuestras filas, que, portador de muerte en el filo de su spada, creýase adalid del su Dios et tiñera por dos vezes de rojo la su arma con la sangre de los míos, que nada podían fazer para lo detener. Et demientre todos se aprestaban a apartarse del su camino, salíle yo al passo.

Haz una tirada por la competencia que uses para luchar. Si no luchas desde un caballo, resta –2 a la competencia que uses para luchar, y resta –2 más si luchas sin armas.
Como alternativa, si tienes un cuchillo puedes lanzárselo con una tirada de Lanzar (en ese caso no cuentan las penalizaciones anteriores, y si fallas, pierdes el cuchillo).
Si fallas pero llevas escudo, pasa al 88.
Si fallas y no llevas escudo, pasa al 95.
Si tienes éxito, pasa al 115.


76

Los sederos filaban et torzían la seda con unos tornos, et así labraban sus texidos. Algunos dexábanlos a los tintoreros para los teñir de colores. La seda que vendían era muy fina et trasparente. Eran primeramientre las damas las que recudían a las tiendas et buscaban sedas de color para acompañar los sus luxosos vestidos. Non conoscían a Yabiz ninguno daquellos menestrales.

Vuelve al 51.

77

En tanto que llegamos a Exea ya todo fuera dicho et fecho. El rey de Granada recudiera con las sus huestes a la batalla et mandara a la Barbuda et al frayle con su Dios por que le pudieran pedir explicaciones de por qué los adalides de Cristo cayeran tan fácilmientre; o quizás, pobres dellos, sería con Alláh con el que habrían a rendir cuentas. Mas supimos por los soldados que allí folgaban que algunos de los cristianos foyeran a la frontera, et como en aquel sitio non hubiera ya nada que rapiñar, aduzimos las nuestras cabalgaduras en assenchanza de los foydos, con la esperanza de que non fueran llegados todavía a Córdoba.

Pasa al 56.

78

Caminé por calles más anchas et vi mansiones et palacios antes de llegar a una pequeña plaza plena de tiendas et mesones, mas se acoytó mi corazón al veer un convento do entraban et salían los más acérrimos enemigos del Islam: presto vi en sus capas et sobrevestes aquella cruz que tan odiada me era por ser la que llevaban los calatravos.

Si quieres echar un vistazo por las tiendas, pasa al 46.
Si quieres indagar por los mesones, pasa al 123.
Si quieres ir a otro lugar, pasa al 132 y elige otra localización en el mapa.


79

Nada le aprovechó el gambesón que vestía, pues cayó con dos profundos tajos en el pecho, soltando la su lanza al morir.

Si no tienes ya dos armas, puedes adueñarte de la desjarratadera. Si la usas en combate habrás de hacer tiradas de Destreza. Si luchas a pie contra un rival montado, este arma te permite desmontarlo; para ello debes quitarte 2 puntos de Destreza antes de realizar la tirada, y si tienes éxito tu adversario perderá cualquier ventaja que tuviera por luchar desde una montura.

Pasa al 50.


80

Dos hombres sentados en un rincón fablaban de lo traycioneros que eran los manteses, pues demientre se fazía negocio con ellos, uno probaba a robar la bolsa o cualquier cosa que se llevara sin que el incauto se apercibiera. Avisada dello, curé de me trabar bien la bolsa si trovara a aquellos pilluelos.

Vuelve al 10.

81

El niño dio un alarido cuando el cuchillo se fincó en su muslo. Cayó somo las texas trabándose la pierna ferida et chillando sin parar. Avancé lentamientre fasta do staba, arranquéle el cuchillo et tomé mi bolsa, que soltara cuando le ferí. Allí lo dexé, pues non quería que me acusaran de atacar a un niño, et tornéme a por Zohra, que aguardaba silenciosa cabo de los manteses.

Vuelve al 19.

82

Viome el tendero aparecer con su puerco et casi saltaba de alegría al vello.
– ¡Lo has trovado! –gritaba, demientre los niños corrían en su derredor, movidos por la alegría de su padre–. Por vida de Dios que he de ir a fablar agora con quienes os interesa. Diles que vades en nombre de Alonso Quiñones et non vos detendrán, pues favores me deben que han de tornar por otros.

Vuelve al 92 o pasa al 132 y elige una localización en el mapa.

83

Si te hace falta dinero, puedes vender tus armas, pero los armeros solo las compran a mitad de precio para poder sacar beneficio de su venta. Borra de tus Pertenencias las armas que elijas y cámbialas por el dinero que aparece entre paréntesis:

Bastón (2 maravedíes)
Cuchillo (5 maravedíes)
Cimitarra (30 maravedíes)
Desjarratadera (7maravedíes)
Espada (35 maravedíes)
Espada bastarda (45 maravedíes)
Lanza (3 maravedíes)
Mayal de armas (35 maravedíes)

Cuando termines, vuelve al 63 o pasa al 132 y elige una nueva localización en el mapa.


84

Detúvose la montura del cristiano en tanto que crucé la mía por delante. Catóme un instante el hombre, cogitando de qué guisa podría se librar de mí. Adesora sacó un cuchillo et lanzólo contra mí sin me dar tiempo para fazer nada.

Tira los dados. Si sacas 6 o menos, pasa al 108; si sacas 7 o más, pasa al 36.

85

Essora un pilluelo robóme la bolsa, mas non apercebíme fasta que eché mano della.

Borra todo el dinero de tus Pertenencias y vuelve al 3.

86

Seguí a Yabiz fasta la plaza de la Corredera. Fue a los soportales do estaban los manteses et diole a un niño un paño verde. El niño salió corriendo con el paño et subió por la calle de la muralla. Assechéle fasta una grand casa. Empuxó, abrióse una rendija et dióle el paño a alguien sin dezir nada. El niño se fue por do vino et cerróse presto la puerta. El paño verde era un mensaje para quequier que viviera en aquella casa. Atendí un poco et adúxeme a ella. Empuxé como lo fiziera el niño, para que pensaran que era tornado, et non bien oý descorrer los pestillos, con el arma parada, abrí la puerta de un empellón et cayó al suelo la persona que me abrió. La muger, una esclava negra, dio un grito de terror cuando me vio caer somo ella.
– ¿Do está el tu amo? –preguntéle, trabándola con una mano et amenazándola con el arma que tenía en la otra, mas non fazía más que gritar et hube de la acallar de un buen golpe que la dexó desmayada.
Oý dentro passos apresurados, mas nadie salió a acorrer a la esclava. Estaba en un zaguán desde el qual se veýa un bello et frondoso patio arbolado con una fuente a do afluýan varios canales de agua. Acostéme a él, oyendo solamientre el borboteo del agua. Unas escaleras aduzían a la planta dessuso por la parte derecha del patio. A sinistra había puertas a varias estancias.

Si vas hacia las escaleras, pasa al 11.
Si vas hacia las puertas, pasa al 101.


87

Feríle primero en la mano et depués de muerte en el costado. Mas non cayó al suelo, si non que quedó tendido somo el su caballo, et cuando perdió las fuerzas soltó la su lanza, con tan mala fortuna que se fincó la punta en el animal. Quexóse aqueste con un relincho, alzó las manos et retúvose con las patas traseras, fasta que el jinete deslizóse por un lado et el caballo puso perder el equilibrio contra el otro, que era do yo estaba.

Si no llevas armadura, pasa al 20.

Si la llevas, haz una tirada de Destreza +2:
Si tienes éxito, pasa al 39.
Si fallas, pasa al 68.
Si sacas un 12 con los dados, pasa al 99.


88

Tamaño golpe fue el que me dio, que creý que el mundo entero había chocado contra mí. Salté atrás por los ayres et quedó el mi escudo tan dañado que hube de tirallo (réstate 3 Puntos de Vida y borra el escudo de tus pertenencias; si ibas sobre un caballo, réstate otros 2 puntos por la caída y pierdes el caballo). Siguió el jinete su carrera sin que nadie la detuviera.

Pasa al 50.

89

Mas, por más que corrió, pude veer que se metía en un mesón et subía unas escaleras. Abríme passo a empellones entre la gente et subí las escaleras del mesón. Dessuso había un corredor con muchas puertas, mas solo una abierta. Entré por ella a una estancia pequeña con un arcón et una cama con las ropas muy revueltas. Los postigos de la ventana batían la pared por dentro, et aquesta dexaba veer la plaza.

Si buscas en la habitación, pasa al 57.
Si te asomas por la ventana, pasa al 67.


90

Muhammad passó cabo de mí somo el su caballo. Alargó la su mano por trabar la mía et me acorrer a subir. Trabéle fuertemientre et paréme a montar en la grupa de un salto.

Haz una tirada de Destreza +1. Si tienes éxito, pasa al 7; si no, pasa al 54.

91

Allegué con ellos a les dar unos maravedís si pesquisaban do podía trovar a Yabiz.

Si tuviste éxito en la tirada, réstate los maravedíes pertinentes; si no, réstate 8.
Si no tienes suficiente dinero para pagarles, no te harán el encargo (vuelve al 19 o pasa al 132 y elige otra localización en el mapa).


Me dixieron que tornara a buscalles depués de un rato.

Vuelve al 19 o pasa al 132 y elige otra localización en el mapa. Cuando vuelvas a hablar con los manteses, puedes pedirles que te digan lo que han averiguado.

92

Passé por una puerta que había muchas cruzes et velas encendidas aderredor, et llegué por ella a una plaza en cuyo centro había un púlpito de fierro somo un pedestal de mármol negro. Era un lugar muy animado, con mucha gente por toda la plaza, que compraba alimentos en los tenderetes, et recudían a los alfajemes para que les cortara el pelo et a los mesones, para beber et jugar a los dados et otros juegos. A un cabo había unos poyos do los aljabibes ponían todas sus telas et ropas usadas. Somo ellos tan bien se exhibían unos hombres con unos cárteles que non entendía lo que dezían, mas por la filosomía et por los alguaciles que los vigilaban sabía que habían de ser algún tipo de malhechores expuestos al público para su vergüenza.

Si llevas armadura o un arma más grande que un cuchillo, tira los dados. Según el resultado obtenido y lo que portes, deberás pasar al 114 (debes hacer esta tirada cada vez que caigas en este párrafo):
Solo arma: 12
Solo peto: 11, 12
Arma y peto, o solo loriga: 10, 11, 12
Arma y loriga: 9, 10, 11, 12
Si no debes ir al 114, sigue leyendo.


Cogité entrar a un mesón (pasa al 10), mirar los tenderetes (pasa al 22) o irme dallí (pasa al 132 y elige otra localización en el mapa).

93

Ayuntéme a la caballería ligera del ala derecha por cargar con ellos. Las morosas fizieron estragos en el lado cristiano; algunos probaron resistir la acometida, mas non pudieron evitar que penetráramos en sus filas. Peró eran aquellos hombres acostumbrados a guerrear et respusiéronse presto del ataque: non cupieron que les rodeáramos, pues en tanto que cayeron los primeros por las morosas, a una orden del su mayoral abriéronse los demás para recevir ambas alas de los nuestros. Hubo tiempo asaz para cobrar impulso el que había a me recevir; cuando yo alzaba la mi cimitarra, él ya enristraba la su lanza.

Haz una tirada de Espadas. Si tienes éxito, pasa al 72; si no, pasa al 104.

94

Púseme muy cerca del puerco, que andaba tan distraydo como su captor, et dile tamaña coz que fasta el pie me dolió. El cochino, asustado et dolorido, chilló formando grand strépito et arrastró al rufián en su foyda, fasta que aqueste soltó la cuerda. Como quedara maltrecho por los rasguños, aproveché para salir tras el puerco et trovélo en la plaza, do non había spacio por do se mover. Estonces trabé de la cuerda por que non pudiera escapar.

Ahora llevas el cerdo del tendero. Pasa al 63.

95

Cara pagué la audazia, pues non solo salió el jinete ileso de mi ataque, si non que la su spada golpeó me de pleno (réstate 8 Puntos de Vida, 2 más si ibas sobre un caballo, el cual has perdido). Yazí en el suelo con tamaño dolor que non pudiera me levantar, mas siguió el jinete su carrera sin se detener a me rematar. En cabo acabé me poner en pie.

Pasa al 50.

96

Dos hombres con pinta de rufianes charlaban con el mesonero et probaban fazer negocio con él vendiéndole un puerco a precio muy barato. Allegaron recevir cuarenta maravedís et salieron muy contentos diziendo que lo traerían a la noche, cuando las calles estuvieran más vacías, pues lo guardaban en un mesón de la plaza del Potro et podría se perder entre tanta gente.



Vuelve al 10.

97

Passó una saeta cabo de mí et firió el caballo de uno de los míos, que luchaba contra un infante; el animal enloqueció por la ferida et tiró al jinete de su grupa. Busqué al ballestero et trovéle a poca andadura de do yo staba. Aproveché que la estaba cargando de cabo con la gafa para me aduzir contra él. En tanto que me vio, aprestóse a la cargar para la descargar en mí.

Si tienes una lanza o un cuchillo, puedes intentar arrojárselo haciendo una tirada de Lanzar. Si tienes éxito, pasa al 47 si lanzaste un cuchillo, o al 31 si usaste una lanza. Si fallas (borra en este caso el arma lanzada de tus pertenencias) o no usas un arma arrojadiza, pasa al 69.

98

Tanta gente había en la plaza del Potro que non me cabían progresar. Por muchos empellones que di, non pude seguir de cerca de Yabiz, et perdíle cuando salió de la plaza. Como non sopiera a do fuera, non había más remedio que me tornar al mesón et atender la ora del nuestro encuentro.

Pasa al 116.

99

La impresión que me fizo la imprevista estanza del caballo fixó los mis pies al suelo et non me cupo me guarecer de lo que seme venía. Cayó el animal somo mí, la armadura non pudo con tanto peso et aplastóme las costillas. Quedé sin respiración so la montura del cristiano, que acabó lo que non pudo el su amo.

Requiescat In Pace

100

El mi corazón alegróse en tanto que vi las aguas del Genil enderredor del alto cerro somo el qual se levantara el castillo, aquel gigante de piedra que todavía vigilaba el horizonte. Hube grand deseo de estar con mi familia et contarles tod lo que se aviniera desque saliera a combatir a los cristianos. Mas seme deparaba una burla de lo que esperara: una casa vacía, plañideras con las sus fazes tiznadas de hollín et tres lápidas con la mesma fetcha et los nombres de mi padre, mi hermano et mi cuñada. Enloquecí. Batí la tierra una et otra vez con las mis armas, como si fuesse la culpable de mi desdicha, rasgué mis ropas, arranqué los mis cabellos, grité fasta que quedé sin voz. Cuando me sosegué, mis hombres quisieron me dar consuelo vistiendo de azul et negro et se reuniendo en oración, como si fueran parte de mi familia. Mas nada daquello podía desterrar la grand sombra que posárase somo mi cabeza. Aquella sombra ya numqua se iría.
Por la gente supe lo que ocurriera, et fízome aquello más triste: mi hermano tornóse un sanguinario shayatín et asesinó a su sposa et a mi padre colgándolos de una soga. Poco depués cortóse el cuello con la su cimitarra. Mi sobrina había sobrevivido a la matanza, porque, segúnd me dixieron, non estaba allí cuando ocurrió todo. Ella non fablara desde aquel día. Solo fabló cuando yo le pregunté. Me dixo que días antes era llegado un mercader de paños asentado en Córdoba al que dezían Yabiz ibn–Mubarak. Estuvo faziendo tratos con mi padre para le comprar un caballo, mas se fue cuando se avino la tragedia. Mi sobrina Zohra estuviera con él en aquel momento, pues Yabiz quissiera le regalar unos dulces, que tanto le gustan. Nadie más estuvo allí en todo el tiempo.
Algo me dezía que Yabiz hubiera parte en la muerte de mi familia. Yo conoscía a mi hermano meyor que nadie, et estaba segura que jamás dañara a su padre nin a su sposa; algo o alguien hubiera de obligalle a fazer aquella atrocidad. Et como Yabiz ibn–Mubarak fuera el único sospechoso, et yo non quisiera que mi hermano fuera recordado como el peyor de los asesinos, hube a viajar a Córdoba para trovar al mercader. Llevé conmigo a Zohra, pues yo era la única familia que le quedaba, et podría reconoscer a Yabiz cuando le falláramos.
Mi padre solía dezir que Alláh guarece a los prudentes, mas por ser yo audaz, me había salvada. Por tal causa, bien sabía que el camino que pusiera a seguir era el correcto.



Tira un dado y suma el resultado a tus Puntos de Vida (no puedes tener una puntuación superior a la inicial).

Pasa al 132.


101

Probé a abrir las puertas, mas estaban todas cerradas. Adesora, una saeta fincóse en la pared muy cerca de do yo staba. Miré assuso et vi a un hombre asido a una baranda de madera, con una ballesta en la su mano. Llevaba espesa barba morena et catábame con crueza. Era árabe.
– ¡Matalda! –gritó, et essora salieron dos grandes esclavos dentre la espesura, blandiendo afiladas cimitarras.

Debes combatir contra los dos esclavos. Resta 2 puntos a la competencia que uses para luchar. Por cada golpe que recibas, pierdes 7 Puntos de Vida. Debes golpear tres veces si no tienes armas, dos si usas cuchillo o bastón, o una si usas otra arma. Cuando lo hagas, pasa al 120.

102

Apercibióse el rufián de lo que probaba a fazer, et seme afrentó con un cuchillo sin mediar razón.

Debes combatir. Por cada fallo, pierdes 5 Puntos de Vida. Para vencerle, debes golpearle dos veces si usas cuchillo o bastón, una sola vez si usas cualquier otra arma, o tres veces si luchas sin armas.

Si vences, pasa al 130.


103

La ira podía ser aliada, mas tan bien enemiga del que lucha con su compaña. Ella daba fuerza a los golpes daquel diablo, mas non le dexaba cordura para se guardar la su sangre, si non para querer veer la ajena. Enforzéme en fallar el sitio por do le podía entrar la muerte demientre él bucaba la mía sin mesura.

Debes combatir contra don Juan de Villegas. Por cada fallo pierdes 7 Puntos de Vida. Debes golpearle 4 veces si no tienes armas, 3 si llevas cuchillo o bastón, 2 si usas un arma más grande que un cuchillo, o solo una si luchas con una espada bastarda.
Si le vences, pasa al 29.


104

Firióme el hombro la su lanza sin que la mi cimitarra pudiera le tocar. Caý del caballo por el tremendo impacto (réstate 10 Puntos de Vida), et siguió el mi buen corcel corriendo sin mí et perdióse entre la caballería cristiana.

Haz una tirada de Suerte. Si tienes éxito, pasa al 124; si no, pasa al 113.

105

Como non fuera cossa normal que una muger que se fingía una buena sposa et madre de una fija hubiera negocios con un armero, pedíle a Abid que viniera conmigo a una armería. Había muchas en la plaza, et más todavía en la cercana calle de la Feria.

Si quieres comprar armas, pasa al 49.
Si quieres vender armas, pasa al 83.
Si no quieres hacer nada de esto, vuelve al 63 o pasa al 132 y elige otra localización en el mapa.


106

Tiréle del su caballo con un fuerte golpe. Tonáronse blancos los sus ojos antes de la caýda, quizás espantado por las llamas del infierno al qual se acostaba la su alma. Foyó presta la montura en tanto que se vio libre de carga, temerosa de ser ferida por la muger que había contra ella, con la faz et las manos llenas de sangre propria et ajena. Era yo la spada del Islam, nada nin nadie había a me detener.

Si no tienes ya dos armas, puedes adueñarte de la lanza del soldado caído. Si la usas en combate habrás de hacer tiradas de Destreza.

Pasa al 50.


107

El portero mudó el cejo al oyr aquel nombre et franqueóme ayna el passo. Entré a un zaguán do atendían más hombres, mas aquestos estaban entretenidos charlando con unas mozas que fazían con ellos un falso juego de cortejo et mostrábanles sus pechos generosos que asomaban por sus anchas blusas. En tanto que me vio una dellas, se estrañó et vino a me preguntar qué fazía allí. Díxele que buscaba a Yabiz.
– Espera aquí –díxome, et entró a le buscar.

Si vienes de los baños y Yabiz no se encontraba allí, pasa al 30.
Si no, tira un dado. Si sacas 1, 2 o 3, pasa al 30; si sacas 4, 5 o 6, pasa al 48.


108

Fincóseme el cuchillo en el brazo derecho. Grité de dolor, mas logré me retener somo la montura (pierdes 4 Puntos de Vida). Demientre probaba a me sacar el cuchillo con la siniestra, el cristiano enristró la su lanza et lanzóse contra mí.

Pasa al 8.

109

En cabo desapareció de mi vista el ratero. Tornéme a do staba Zohra, cansada por la carrera et furiosa por el robo. (borra todo el dinero de tus Pertenencias y vuelve al 19)

110

El hombre empuñaba una spada et vestía un jubón con capucha. Quitóse aquesta para que viera su faz, que ya había vista antes.
– Aunque se oculte la tu faz tras ese velo, numqua podría oblidar esos ojos –dixo, casi susurrando en la soledad de la calle–. Dios me envía a mi enemiga para que pueda me cobrar en cabo mi venganza, et válame el Señor Jesuchristo que quedará pagado.
Era don Juan de Villegas, el captivo cristiano que mató a Habus et logró escapar. Su spada desnuda brillaba en la escuridad con el fulgor de su ira presta a se desatar. Solo hube tiempo para apartar a Zohra antes que me acometiera con una fuerza terrible nascida del su odio.

Si tuviste éxito en la tirada de Descubrir, pasa al 34; si no, pasa al 6.
Si llevas un bastón, pasa directamente al 34.
Si no llevas ningún arma encima, pasa directamente al 6.


111

Dexé a Zohra et Abid en la casa de la viuda de Diego, el jurado asesinado por Omar al–Sindibad, pues corrían peligro en la fazienda del mi padre. La muger, aunque eran árabes, reciviólos muy contenta de saber que podría curar de personas que sofrían por culpa del asesino del su marido. Depués monté con Pedro, el alguacil, en el carro que truxera de Iznájar et emprendimos el viage a Granada, bien aguisados de armas et viandas.
En el tiempo que duró el viage fezimos buena amistad, et contóme algo que le rondaba la cabeza desque se avino. Díxome que antes de llegar a la casa del Butre, que así dezían al hombre que yo matara, se afrentara a un estraño ser que semejaba un pequeño hombre con alas negras. Catóme fixamientre la mi faz por veer si le tomaba por loco. Yo non le había contado nada por miedo a que él me tomara por loca a mí, peró creý que aquel era buen momento para le dezir que el Butre se tornara en lobo antes de me acometer.
– Ese Omar ha de ser un hechizero –dixo, como pensando para sí.
Sabía que Pedro non quería lo trovar nin se afrentar a él, mas yo viajaba con la esperanza de melo cruzar para matalle et vengar las muertes que tanto me pesaban. Et quisera o non, habría de usar del su padre para trovar aquel asesino.

Finis

112

Aquello fue asaz para le soltar la lengua. Díxome que non sabía do se alojaba Yabiz, peró podría le trovar en los baños o en la mancebía. Mal pleyto era aquel, pues non eran sitios do recevirían bien a una muger, et menos a una muger musulmana. Díxome estonces el tendero que él conoscía a los porteros dambos lugares, et comprendí que quería fazer barata.
– Diréles que vades de mi parte et os cabrán passar si les diziedes el mi nombre –díxome.
– ¿Qué queredes en pago? –preguntéle.
– Ayer me robaron un puerco que guardaba para andar el invierno. Lo compré una selmana ha, et el negocio dexóme casi sin dinero. Solo me ha llegado para aqueste lechón, mas temo non será asaz para toda mi familia. Si trovades el mi puerco et melo traedes, fablaré con los porteros.

Vuelve al 92 o pasa al 132 y elige otra localización en el mapa.

113

Tamaño dolor sentía que non me cabía volver a la lucha. Movíase enderredor una espesa nube de patas de caballos que follaban el suelo con tanta fuerza que parecía que la tierra temblaba. Adesora golpeóme la cabeza uno de los caballos et hundióme el cráneo. En el último momento solo sentí que todo el sofrimiento et el dolor que fazen las batallas et la vida quedaban atrás, et al tiempo que se alejaban, anegábame una grand pax.

Requiescat In Pace

114

Adesora vime contra dos alguaciles que me mandaron me detener. Palpáronme et vieron lo que ascondía.
– ¿Qué fazes tú con aquesto, mora? –dixo uno.
– Irás de cabeza al calabozo –dixo el otro.
Aduxiéronme a golpes et empellones a una calleja do había un edificio con un pequeño adarve enderredor. La gente me abucheaba et me escopía a mi passo. Fuy por unas escaleras que iban ayuso et daban a un corredor muy escuro iluminado por hachones. En cabo abrieron una puerta et lanzáronme adentro. Et allí, entre ratas et podredumbre, anduve el resto de mi vida, que non fue muy luenga, pues ayna caý enferma et morí.

Requiescat In Pace



115

El golpe fue asaz para le tirar del caballo. Aprestéme estonces a rematalle et librar a mi gente daquel temible adalid de la muerte, que expiró con los dientes apretados de rabia et una mirada de odio eterno contra sus enemigos.

Si no tienes ya dos armas, puedes adueñarte de la espada del soldado caído. Si la usas en combate habrás de hacer tiradas de Destreza.

Pasa al 50.


116

Fuy a San Miguel cuando el sol comenzó a se asconder, como me dixiera Yabiz, mas dexé a Zohra con Abid por si había peligro. La calle de los Pastores era una calleja estrecha et solitaria, pues las sus casas parecían abandonadas. La escuridad era mayor quanto más me adentraba en ella. Llegué al cabo de la calle, do una puerta abierta invitábame a entrar. Llamé a Yabiz desde fuera, mas como nadie respondiera, entré a la escuridad de la casa. Adesora, la puerta se cerró et quedé a escuras. Alguien me trabó el cuello et levantóme del suelo, dexándome sin fuelgo. Pataleé et probé a me soltar, mas las sus manos eran poderosas et su pecho firme como un roble. Ayna perdí las fuerzas por la mengua de ayre fasta que mi cuerpo colgó inerte, presto a ser visitado por la muerte.

Requiescat In Pace

117

Cabalgué contra un cabo et dexé que los míos progresaran. Desde mi lugar vi que los cristianos probaban a responerse a las órdenes de un mayoral que les ordenó se abrir para recevir las morosas, de tal guisa que non fizieran aquestas grand daño en las sus filas. Uno de los jinetes cristianos consiguió salir dentre los suyos antes de que recevieran la acometida et aprestábase a foyr. Salí tras él para le cortar el passo.

Si quieres, puedes lanzarle tu cuchillo. Si así es, haz una tirada de Lanzar; pasa al 44 si tienes éxito, si no pasa al 64.
Si prefieres no hacerlo, pasa al 84.


118

Despertóme Ahmed para el relevo. Levantéme con desgana, trabé la cimitarra et aduxíme al árbol do encadenáramos a los cristianos. Et el poco sueño que todavía me amodorraba desapareció de un golpe cuando vi en el suelo el cadáver de Habus et unos grilletes sin su captivo. Corrí a avisar a los demás, mas era tarde: el fugitivo montó en su caballo et picó espuelas, et ya non le pudimos alcanzar. Los hombres, enfurecidos por la muerte de Habus, degollaron a los demás captivos. A primora, levantamos las tiendas et nos paramos a andar la jornada que nos partía de Iznájar.

Pasa al 100.

119

Destacóse del resto un fiero jinete que se cobrara ya algunas vidas con un arma que jamás antes viera. Era una bola con puntas, unida a un mango con una cadena, et laceraba todo lo que tocaba, con los fuertes golpes que asestaba el su dueño. Nin siquiera los escudos guarecían daquella cosa, que destroýa por ygual et metal et cuero. Afrentéle, puesta a fazer el fin de su masacre. Era un hombre enorme vestido con una cota reforzada, que cubría la su faz et su cabeza con un yelmo. En tanto que me coloqué contra él, comenzó a girar la bola por ganar fuerza antes de mela lanzar.

Debes luchar contra el jinete. Si no luchas desde un caballo, resta –2 a la competencia que uses para luchar. Por cada fallo pierdes 7 Puntos de Vida. Si llevas un escudo, este se romperá si sacas 10, 11 o 12 con los dados.
Para vencerle, debes golpearle:
– 5 veces si no tienes armas.
– 4 veces si usas un cuchillo.
– 3 veces si usas cualquier otra arma.
Si le vences, pasa al 66.


120

Uno dellos cayó ferido de muerte, mas todavía quedaba el otro. Demientre luchaba, vi que el hombre que staba assuso cargaba la ballesta. Había a me desfazer presto del esclavo que todavía me afrentaba.

Debes combatir contra el esclavo. Por cada golpe que recibas, pierdes 7 Puntos de Vida. Debes golpear tres veces si no tienes armas, dos si usas cuchillo o bastón, o una si usas otra arma. Cuando lo hagas, pasa al 38 si estabas junto a las puertas, o al 17 si estabas junto a la escalera.

121

Los zurradores se afanaban en aderezar las pieles que recevían, quitándoles los pelos para las vender a otros menestrales que las habían a parar para la venta. Fazían aquestos negocio con casi todas las calles de la Alcaycería, pues borceguineros, zapateros et tintoreros laboraban las pieles depués que ellos las aderezaran. Yabiz podría sacar dellos su género, mas ninguno lo conoscía.

Vuelve al 51.

122

– Si osades tocallos te buscaré et mataré a la tu fija –díxome sereno et sombrío. Las amenazas de una sumisa sposa musulmana habían de sonar como una broma para cualquier hombre.
Solo me quedaba la vía del soborno.

Ofrece el dinero que creas que puede llegar a aceptar el tendero a cambio de la información y anótalo. A continuación haz una tirada de Sobornar y pasa al 15.

123

Entré al mesón do había más bollicio. La taberna estaba llena de calatravos, et muchos torzieron su gesto cuando me vieron entrar, así que puse me salir daquel lugar por non entecar a aquellos matamoros.

Si es la primera vez que entras aquí, haz una tirada de Descubrir. Si tienes éxito, pasa al 21; si no, pasa al 74.

Si no es la primera vez, vuelve al 78.


124

Tras la acometida, avínose la verdadera batalla. Los hombres estaban plantados en el campo de batalla, los dos bandos mexclados. Los gritos solamientre se oýan de vez en cuando, acá et acullá, unos de rabia, otros de dolor, con los relinchos nerviosos de los caballos et los sonidos de los golpes en las armaduras, so un cielo ferido del rojo del atardecer que semejaba absorber la sangre que allí se derramara. Essora seme encaró otro jinete, huérfano de rivales con los que se batir, ataviado de lóriga et lanza.

Debes luchar contra el jinete. Usa tu competencia de Espadas. Si luchas a pie, resta 2 puntos a dicha competencia antes de hacer las tiradas. En caso de que resultes herido, réstate 6 Puntos de Vida.
Cuando consigas golpearle 2 veces, pasa al 28 si vas montado, o al 87 si vas a pie.


125

El nombre apaciguó al hosco portero, que ayna me cupo entrar sin pedir más explicaciones. Passé a una estancia con dos puertas et unos mozos que secaban et doblaban unas toallas. Las puertas daban a unos luengos corredores, et se oýan muchas vozes allende. Cuando quise cruzar la puerta a la derecha, un mozo me detuvo.
– Aquesta es la parte de los hombres –explicóme–, vos et vuestra fija habedes de ir por la otra puerta.
– Busco a Yabiz –díxele–. ¿Está aquí?
Pidióme el mozo que atendiera demientre le buscaba.

Si vienes de la mancebía y Yabiz no se encontraba allí, pasa al 30.
Si no, tira un dado. Si sacas 1, 2 o 3, pasa al 30; si sacas 4, 5 o 6, pasa al 48.


126

Adesora noté algo detrás de mí, et tornéme justo para veer que un niño salía corriendo con mi bolsa en su mano. Dixe a Zohra que aguardara allí et corrí tras él. Lo veýa correr entre la gente, esquivándola con grand destreza, escurridizo como una lagartija.

Haz una tirada de Destreza; si tienes éxito, pasa al 89, si no, pasa al 109.

127

Trabóme adesora con la su lanza et tiró de mí fasta que me descabalgó. Caý al suelo dolorida (réstate otros 4 Puntos de Vida), et vi que el mi caballo salía corriendo et se perdía entre los combatientes. Rodé foyendo del mi rival, que probaba a me ensartar estando yo sin defensa, et acabé me poner en pie de cabo.

Sigue luchando, pero ahora desde el suelo (pierdes el bonus +2). Réstate 6 Puntos de Vida por cada golpe que recibas. Para vencer al soldado debes herirle dos veces.
Si vences, pasa al 79.


128

El mayoral de los cristianos era un hombre alto et fornido, con una espesa barba morena, que blandía una spada que sabía mover con suma et certera rabia. Desfazíase de los adversarios fácilmientre; así fablaba la sangre goteante de la foja, alimentada sin folgura, pues de su alimento pendía la vida del que se rodeaba de muertos por non se tornar uno dellos. El escudo bien trabado en la siniestra et la cota reforzada guarecíanle somo el su negro caballo, mas bien sabría yo trovar lo blando, et desta guisa romper huesos o derramar la su sangre, que ya asaz derramara él la ajena. Librárase de dos enemigos cuando me puse contra él. Levantóse el ayre como para le avisar del peligro, mexclándose el polvo con mi morena melena mecida al viento. En tanto que vi la acostumbrada sonrisa irónica en sus labios al contemplarme, supe que Allah me fazía poderosa de le vencer, pues ya viera antes muchas vezes aquella misma sonrisa en hombres que cayeron a mis manos por me creer una débil damisela que jugaba a la guerra. Acometíle presto por le mostrar el precio de su arrogancia.

Combate contra el capitán cristiano. Si no luchas desde un caballo, resta –2 a la competencia que uses para luchar. Por cada golpe suyo pierdes 7 Puntos de Vida.
Para vencerle, debes golpearle:
– 6 veces si no tienes armas.
– 5 veces si usas un cuchillo.
– 3 veces si usas un mayal de armas.
– 4 veces si usas cualquier otra arma.
Si vences, pasa al 16.


129

Non pudo el soldado aluengar más la su vida, que fasta essora duró. Fizo un último gesto de me lanzar la su lanza, mas las fuerzas ya le abandonaban et non pudo si non la fincar en el suelo antes de morir.

Si no tienes ya dos armas, puedes adueñarte de la lanza. Si la usas en combate habrás de hacer tiradas de Destreza.

Pasa al 50.


130

Vencíle presto por que nadie se apercibiera de la pelea. Púsele somo el taburete de tal guisa que semejara estar dormido. Depués trabé de la cuerda et fuyme con el puerco.

Si no llevas ya dos armas, puedes adueñarte del cuchillo del ladrón.

Ahora llevas el cerdo del tendero. Pasa al 63.


131

Luché con aquella bestia sedienta de sangre fasta que mi arma pudo más que aquella fila de colmillos fecha para desgarrar la carne. El lobo yació de costado et antes de morir tornóse de cabo en el hombre que fuera. Caté la estancia en busca de respuestas a los muchos interrogantes que martilleaban mi cabeza. Había un escritorio pleno de fojas. Entre ellos trové una lista de nombres, entre los quales estaba el de mi padre. Era la lista negra de los traydores a la corona de Granada. Pensé que aquel hombre la escribiera para alguien, et ayna supe quién fuera, pues fallé otra foja firmada por un tal Omar al–Sindibad, en el qual explicaba en qué guisa se podía fazer una poción para que aquel que la tomara sintiera una ira homicida contra sus seres queridos. Mi hermano había tomada aquella poción, et el hombre que yacía muerto era ido a Iznájar para sela dar et así matar a mi padre. Depués, sabiendo que todavía había una fija viva, dio el nombre de un su amigo para que, si lo buscara, pudiera se desfazer de mí fácilmientre. Mas, como pensé antes de comenzar mis pesquisas, Alláh guarece a los audazes, et cupo me enterar de lo que se aviniera. Sentéme somo una cama et miré la lista de traydores, todavía me preguntando si non hubiera un error al escrebir en ella el nombre de mi padre.
Essora apareció un hombre por la puerta, con un peto et una lanza. Era un alguacil. Solamientre de una guisa podía me librar del calabozo: mostréle la lista et díxele la verdad, pues el Concejo de la cibdad quedaría pagado de veer que les había librado de un enemigo. Mas quiso en cabo la fortuna me sonreyr, pues era aquel hombre fijo de árabe, et además de árabe que estaba en aquella lista. Díxome que andaba tras el asesino de un jurado de la cibdad que muriera el día anterior, un señor moro que viniera a se cobrar la su vida por recevir información de Granada, lo qual supo al veer su nombre escripto en la lista. Díxele estonces que aquel hombre había de ser Omar al–Sindibad, al qual, segúnd los indicios, servía el hombre que yo matara. Guardóse la lista et salió presto de la estancia, sin se curar de mí.
– ¿Non habedes a me llevar presa? –preguntéle.
– Non puedo perder el tiempo –contestóme–, he de trovar a mi padre antes que lo asesinen.
– Estonces yo iré contigo –díxele.
– ¿Por qué? –preguntóme.
– Porque el hombre al que buscas es el culpable de la muerte de mi familia. Ya solamientre me queda la venganza para calmar el dolor del mi atormentado corazón.
Fízele así saber que mi padre fuera tan traydor como el suyo, et ende consentió la mi compaña.

Pasa al 111.

132

Dexé la fazienda de mi padre a cargo de Hassan, el esclavo más querido por él, et fezimos el camino acompañadas de Abid, otro esclavo, que había a se fingir un armero que viajaba conmigo et con Zohra, para que todos creyeran que éramos su sposa et su fija. Así podríamos burlar a los alguaciles de la entrada et podría disponer de mis armas cuando quisiera. El nuestro carro passó sin más complicaciones que el pago del almojarifazgo, impuesto que habían a cumplir los mercaderes para vender su mercancía dentro de la cibdad. Fuymos a la plaza del Potro et pagamos una estancia en el mesón de la Alfalfa, siguiendo con el teatro.
Fize algunas pesquisas por toda la cibdad, peró nadie conocía a Yabiz, nin siquiera en la morería. Aquello quería dezir dos cosas: o aquel hombre diera un nombre falso, o llegara a Córdoba poco tiempo ha et ende apenas era conoscido. Non había otro remedio que llevar conmigo a Zohra en mis pesquisas, pues ella podría reconocer a Yabiz si le viéramos.
Pesquisé quáles eran los lugares do podría trovar un mercader de paños: la Alcaycería, la plaza de las Tendillas, la plaza de la Corredera, la Plaza de San Salvador, la puerta de la Pescadería et la propia Plaza del Potro do estábamos. Aunque la Alcaycería era el único lugar de la cibdad do se cabía vender paños, los mercaderes podían ocupar otras plazas et vender el género a ascondidas de los alguaciles. Trabé a Zohra de la mano et paréme a comenzar la búsqueda.



A partir de ahora, cada vez que salgas de tu habitación debes elegir qué quieres llevar contigo. Si llevas armas más grandes que un cuchillo, así como escudo y cualquier armadura, te arriesgas a que te arresten. Pasa al 45 para entrar en tu habitación y dejar o coger el equipo que creas conveniente.

Además, si vas a utilizar tu dinero, debes tener en cuenta que nadie aceptará tus dirhems, ya que esa es la moneda del Reino de Granada. Deberás encontrar un cambista que te pueda proporcionar maravedíes a cambio de tus dirhems.

Para moverte por la ciudad, utiliza el mapa: lee el número de párrafo correspondiente al lugar marcado en el mapa donde quieras ir. Fátima no conoce bien la ciudad, por lo cual al principio tendrás que visitar los lugares a ciegas. Solo conoce el emplazamiento de la plaza del Potro (63), que es donde se encuentra el mesón donde ha alquilado la habitación.


Puntos de aprendizaje

Ganas 13 puntos de aprendizaje para mejorar tus competencias.

Si has usado un mayal de armas, puedes adquirir la competencia de Mazas.
Si has usado una lanza o una desjarratadera, puedes adquirir la competencia de Lanzas.
Si has usado un bastón, puedes adquirir la competencia de Palos.
Si has conseguido trepar a un tejado, puedes adquirir la competencia de Trepar.
Si has perseguido a un niño por una plaza y no le has perdido de vista, puedes adquirir la competencia de Correr.

Glosario

a primora: a primera hora, al amanecer.
acabar: conseguir, lograr.
acorrer: socorrer, ayudar.
acostar: acercar, aproximar.
adesora: de pronto, de repente.
adozir: conducir, llevar.
aguisado: provisto.
alfaja: alhaja. Las garnachas, planchas y bronchas son distintos tipos de ornamentos que solían lucir las mujeres.
alfajeme: barbero.
aljabibe: ropavejero.
andar: transcurrir, pasar.
andadura: distancia.
assechar: perseguir.
assuso: hacia arriba.
atender: esperar.
avenir: acontecer, suceder.
ayna: pronto, rápido; más ayna, antes.
ayuso: hacia abajo.
butre: buitre.
caber: permitir.
cabo: parte extrema; en cabo, por fin; cabo de, junto a; en mi cabo, solo, a solas; de cabo, de nuevo.
catar: mirar, examinar.
cobrar: recobrar, recuperar.
contra: delante de, hacia.
deje: amuleto.
demientre: mientras.
desso uno: juntamente, al mismo tiempo.
dessuso: arriba, por encima.
empuxar: llamar a la puerta.
entecar: fastidiar, molestar.
essora: entonces, en ese momento.
estanza: conducta, comportamiento.
fablar: hablar.
fallar: hallar.
fasta: hasta.
filosomía: rostro.
fincar: hincar.
folgar: descansar.
folgura: descanso.
follar: pisar, hollar.
foyr: huir.
fuelgo: aliento, respiración.
guisa: modo, manera.
lazería: sufrimiento.
menestral: artesano.
pagado: satisfecho.
parar: disponer, dejar, hacer, colocar.
partir: separar, apartar.
pleyto: asunto; litigio.
plugo: plació, gustó.
poderoso: capaz
poner: planear, decidir.
razón: discurso, palabra.
shayatín: demonio.
sinon: salvo, excepto.
so: bajo, debajo.
somo: sobre, encima.
trabar: agarrar, coger.
trovar: encontrar.
vegada: vez, turno.

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