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lunes, 26 de septiembre de 2011

Personajes pregenerados de Aquelarre (22)

- Por Juan Pablo Fernández y Pedro Nieto

Trovador
  • Nombre: Munio Recarediz
  • Reino: Corona de Castilla
  • Grupo étnico: Asturleonés
  • Posición social: Baja nobleza - Caballero
  • Profesión: Trovador
  • Profesión paterna: Caballero orden militar
  • Situación familiar: Padres vivos
  • Edad: 23

FUE: 10 Altura: 1,64 varas
AGI: 15 Peso: 115 libras
HAB: 15 RR: 60%
RES: 10 IRR: 40%
PER: 10 Suerte: 50
COM: 20 Templanza: 40%
CUL: 20 Aspecto: 14 (Normal)

Competencias: Cabalgar 40%, Cantar 40%, Corte 50%, Elocuencia 80%, Escamotear 30%, Idioma Bable 100%, Idioma Castellano 80%, Leer y escribir 60%, Música 60%, Seducción 62%, Espadas 25%, Pelea 40%.

Hechizos: Carece.
Rituales de Fe: Carece.

Rasgos de Carácter:
  • Cabeza dura como piedra
  • Cleptómano
  • Marrullero y camorrista

Munio nunca ha sido un hombre de armas, pero tiene un pronto muy malo que le ha costado más de un disgusto, de dos y de tres. Este trovador natural de León, vestido siempre con ropas de vivos colores, repeinados sus rizos castaños hacia atrás y sombrero de fieltro alargado tocado con una pluma de faisán, recorre las tierras siempre cargado con su hatillo, y su fídula. En ocasiones se le puede encontrar sentado junto al río, o paseando entre la arboleda, o asistir al amanecer o la puesta de sol, suspirando por damas de alta cuna, o incluso invitado por nobles cargos a asistir a comidas, festejos o eventos políticos, siempre buscando inspiración para componer nuevos versos que al final plasmará en su cancionero, el más preciado objeto que posee. Munio, sin embargo, tiene mal carácter. Y esto ha sido así desde siempre. No soporta que le interrumpan cuando se arranca con un verso. Cuando las primeras notas acompañan aquello de “Doncella desconocida, ya no cures más de mí…” ¡Ay! de aquél que ose decir esta boca es mía. En no pocas ocasiones la cosa ha terminado a guantazo limpio entre carreras, gritos y desmayos.
Debido a esto, Munio no tiene todas las puertas abiertas en las familias importantes de la región, ya que su fama le precede. Claro que los hay que por esto mismo disfrutan de invitar a Munio y provocar a alguno que no lo conozca para que cuando suene la fídula y vuelva aquello de “Doncella desconocida, ya no cures más de mí…” le pregunte a Munio por la autoría del verso o cualquier otra cosa, que de lo que se trata es de interrumpirlo y ver cómo se desarrollan los acontecimientos.
Munio, además, es un cleptómano no reconocido, es decir, lo es; pero si se le pregunta o se le descubre con algún objeto robado en sus bolsillos, simplemente negará el hurto diciendo que alguien ha debido de metérselo en un momento de despiste. Y si se insiste en que ha robado y que ha sido descubierto, Munio sacará su mano a pasear liándose la de Dios es Cristo, porque como dije al principio, Munio tiene un pronto muy malo.

Ulema
  • Nombre: Abdel Samad ibn Zahîr
  • Reino: Reino de Granada
  • Grupo étnico: Árabe
  • Posición social: Alta nobleza - Sharif
  • Profesión: Ulema
  • Profesión paterna: Cortesano
  • Situación familiar: Huérfano de padre
  • Edad: 25

FUE: 10 Altura: 1,54 varas
AGI: 10 Peso: 120 libras
HAB: 10 RR: 75%
RES: 10 IRR: 25%
PER: 20 Suerte: 60
COM: 20 Templanza: 65%
CUL: 20 Aspecto: 16 (Normal)

Competencias: Corte 45%, Degustar 45%, Empatía 40%, Escuchar 50%, Idioma Árabe 100%, Idioma Castellano 80%, Idioma Andalusí 100%, Leer y escribir 80%, Memoria 75%, Teología 75%.

Hechizos: Carece.
Rituales de Fe: Todos los rituales de primus y secundus ordo.

Rasgos de Carácter:
  • Busca asesino de su padre
  • Tacaño
  • Cabeza dura como una piedra
  • Gourmet

Abdel es un respetado Sharif en al-Yussana (actual Lucena), allí ejerce como juez y maestro de la Ley islámica. Es un secreto estudioso de la obra de Abū l-Walīd Muhammad ibn Ahmad ibn Muhammad ibn Rushd, Averroes. Filósofo y médico andalusí, maestro de Filosofía y Leyes islámicas, Matemáticas y Medicina; cadí en Sevilla y, más tarde, gran cadí de Córdoba. El fundamento filosófico de Averroes de que “la razón prima sobre la religión” es también la piedra angular de Abdel; claro que esto, igual que le ocurrió entonces al pensador aristotélico, puede llegar a suponerle algún serio problema e incluso el exilio, con lo que no lo comparte con nadie y aprovecha los momentos de tranquilidad y recogimiento para perderse de nuevo entre las líneas del volumen que obra en su poder del Tahafut al-tahafut (La incoherencia del incoherente) donde se defiende la filosofía racionalista de Aristóteles. Estas inquietudes le llevan a ser un exaltado en sus procedimientos: su perspectiva completamente diferente y, en ocasiones contraria a la norma, consigue escandalizar a algunos de los más puristas de su sociedad que, sin embargo, no acaban de ver que tras sus obras , tras sus palabras, se encuentra la marca del filósofo.
Abdel acaba de emprender un viaje fuera de su ciudad, con órdenes de recorrer las tierras limítrofes para asegurarse de que se están respetando los acuerdos fronterizos con el rey castellano. Así recorrerá una larguísima distancia acompañado de una guarda de confianza hasta llegar ante el adelantado mayor Ribera Menéndez. Abdel es, sin saberlo, una pieza muy importante en el ajedrez territorial de Castilla, Aragón y Granada, ya que los benimerines de Fez vienen urdiendo desde hace tiempo un plan que influirá notable y definitivamente en el reino de Granada, y esperan que provoque un alzamiento multitudinario que venga a significar algo inmenso, que devuelva a cada cual a su sitio y que lleve las palabras del místico Abu el Hassan a un nuevo valor histórico: ‟La tierra hispana será pronto conquistada y habrá tierra para todos los musulmanes”.

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