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jueves, 7 de enero de 2010

Tiempo de cambios (2000-2008)

Con sus 50 años, Goldfield se ha visto obligado a volver a vestir el traje del Centinela y compartir ese peso con el novato Christopher Bates. Aunque Goldfield está en una forma física excelente para su edad, está muy lejos de su mejor momento, y solo su gran experiencia evita que sufra daños graves o algo peor en sus enfrentamientos con villanos. Todos los miembros del equipo son conscientes de esto, empezando por el propio Goldfield, que ha intensificado el entrenamiento de Thomas Mann para disponer de un nuevo Centinela lo antes posible.

En la nochevieja de 2000, la secta de la Diosa del Crepúsculo, unos fanáticos religiosos milenaristas, organizan unos graves disturbios en la ciudad, provocando apagones y situando explosivos en puntos estratégicos para llevar a la población al caos. Ambos Centinelas son desplegados para enfrentar la terrible amenaza y mientras Bates se mueve contrarreloj apoyado por Szilard desde la Base en su búsqueda de los explosivos, Goldfield localiza a la líder de la secta para detenerla. Esta resulta ser una joven de 17 años que se hace llamar Luna Negra. Pese a su juventud, muestra una aptitudes de combate cuerpo a cuerpo y de mando fuera de lo común. Goldfield tiene que vérselas con decenas de sus secuaces antes de poder enfrentarse a la joven. El Centinela número 4 comete entonces el error de menospreciar a la chica, que propina una brutal paliza a Goldfield. La unidad Móvil lo salva in extremis, mientras Bates se dirige rápidamente para detener a la joven. No sin dificultad, Bates gana el combate con Luna Negra, y sus seguidores desmoralizados son fácilmente reducidos y dispersados por la Guardia Nacional, que se ha visto obligada a intervenir.

La doctora Evelyne Sawyer trata a Goldfield de inmediato, sin embargo, aunque fuera de peligro, hay malas noticias: debido a los graves daños sufridos ha perdido totalmente la movilidad en una pierna. Szilard trata entonces de convencer a Goldfield para localizar a Sanders y pedirle que regrese, pero Goldfield, que siente el abandono de número 8 como un fracaso personal, se niega rotundamente. En su lugar, propone convertir a Thomas Mann, pese a su juventud, en el nuevo Centinela. Finalmente, con mediación del propio Wayland, la decisión de Goldfield se impone y Mann con solo 18 años se convierte en número 10, el Centinela más joven de la historia.

Contrastando con la severa situación del equipo, Mann es un chico divertido y desenfadado que siempre tiene algo gracioso que decir bajo la máscara. A pesar de ello, también es entregado y disciplinado. Entre Bates y él pronto se forma un fuerte lazo fraternal y número 9 adquiere el rol de hermano mayor con el recién llegado. Goldfield, sin embargo, se mantiene sombrío y algo distante: su decepción por la marcha de Sanders se mezcla ahora con la frustración por su minusvalía, de la que no puede evitar culpar en cierta medida al Centinela número 8, y eso enturbia el resto de sus relaciones con el equipo. Szilard teme que Goldfield se encierre en sí mismo y se convierta en otro Wayland: un líder natural pero carente de la capacidad de conectar con su gente.

A finales de 2001, la doctora Sawyer fallece en un hospital a causa de un tumor intratable cuya existencia ha ocultado los últimos años. Antes de morir, le revela a su hijo Norman, también cirujano, el secreto del Centinela y le pide que la sustituya en su labor de apoyar al justiciero. Norman cree al principio que se trata de delirios causados por la morfina, pero una visita de Szilard después del funeral de su madre le convence de la realidad. A regañadientes, acepta ayudar al Centinela cuando lo necesite, pero en ningún caso se considera miembro del equipo.

En 2003, después de varios golpes menores, la Feria de Monstruos del Gran Galletín parece lista para entrar de nuevo en acción. En un golpe bien coordinado, la Feria asalta el Asilo Dunwich y libera a los demás miembros del Circo Macabro. Otros convictos aprovechan el momento igualmente para escapar. El Centinela tiene que redoblar esfuerzos para atrapar a los criminales y Bates y Mann demuestran de que pasta están hechos. La maquinaria del Centinela está bien engrasada y el equipo está en su momento álgido: La Feria de Monstruos resulta desarticulada y el Gran Galletín es capturado, aunque los demás payasos del Circo Macabro quedan en libertad. Otros criminales fugados son capturados los meses siguientes y nadie que desafíe la ley en Betlam parece a salvo del Centinela.

A lo largo de los siguientes años, varios de los fugados de Dunwich son capturados nuevamente, incluyendo al Relojero y Lord Midnight, que habían formado una alianza y tejido un plan perfecto para matar al Centinela. Por suerte, el desmedido ego de ambos les enfrenta en el momento crucial y Midnight libera a Bates de la trampa mortal que el Relojero había construido para él, ya que no está dispuesto a que su enemigo muera de otro modo que no sea por su propia mano. Eso provoca un enfrentamiento entre ambos villanos y sus esbirros, que Número 9 aprovecha para neutralizar a ambos.

A mediados de 2006, la seguridad informática del Centinela se ve comprometida por la acción de un habilidoso hacker. La intervención de Cable no logra impedir que información valiosa sea robada, pero al menos logra rastrear el origen de la intrusión. Número 10 es desplegado para atrapar al pirata, que resulta ser una mujer joven y menuda que se hace llamar Fedora. Capturada, Fedora es confinada en la base del Centinela durante semanas y su equipo informático desmantelado y destruido, pero el secreto del Centinela está realmente comprometido y el equipo tiene que tomar una decisión sobre qué hacer con la pequeña hacker.

Pero antes de que puedan hacerlo, se produce una crisis que reclama su atención: durante un mitín del candidato a gobernador Norman Woods, un grupo terrorista liderado por el exmilitar ruso Nicolai Milanenko "Jack Frost" toma a los asistentes como rehenes... incluyendo a Brian Wayland y a la esposa del candidato, Susan Woods. Número 10 es desplegado sobre el terreno para solventar la crisis, con el apoyo de Goldifield que asistía al mitin como consejero de seguridad de Wayland. La operación es dirigida por Szilard en solitario desde la base, ya que Cable se ha tomado un par de días libres por asuntos personales: en realidad ha descubierto el Protocolo Términus y se está cuestionando para quién trabaja. De pronto, todo el sistema informático comienza a fallar y los sistemas del traje no paran de dar problemas al Centinela: parece que un virus residente en los ordenadores de la base se ha activado, transmitiéndose a la computadora del casco e interfiriendo los sistemas. Incapaz de hacerle frente, Szilard se ve obligado a pedir ayuda a Fedora, que continúa siendo prisionera del Centinela. Con ayuda de la joven la crisis es finalmente resuelta y de la manera más favorable posible: Thomas Mann salva la vida a Susan Woods y el Centinela gana un poderoso aliado en la figura de la esposa del gobernador.

Szilard decide permitir que Fedora escape como pago por su ayuda, pero aún queda la cuestión de quién es el responsable del virus. La respuesta no tarda en llegar: Cable ha decidido abandonar el proyecto del Centinela, sin dar explicaciones, y antes de hacerlo activó un programa residente que él mismo había instalado como seguro: el programa robaba lo decimales sobrantes de los céntimos de las nóminas del personal de IndustriasWayland y lo ingresa en cuenta segura en las Islas Caimán. Un fallo en el programa provocó la crisis del sistema, pero por suerte Fedora logró eliminarlo. El chequeo de sistemas posterior permite a Szilard averiguar lo ocurrido e Industrias Wayland denuncia a Cable por estafa informática.

El hacker es detenido y condenado. Sabedor de que la información que tiene sobre el Centinela compromete también su vida (los enemigos del Centinela estarían encantados de vengarse de quién quiera que haya ayudado al justiciero) decide guardar silencio... de momento.

Su puesto vacante es ofrecido entonces a Fedora, que ha permanecido monitorizada por el equipo del Centinela constantemente. Para la sorpresa de todos, la hacker era un persona bastante más integra y preocupada por la justicia de lo que parecía por su forma de actuar, solo que al igual que el Centinela tenía su propia y particular visión de la justicia y era consciente de la necesidad de tomársela por su mano.

La entrada de Fedora hace incluso más estable la nueva formación. La joven se instala a vivir en la base del Centinela y resulta la más entregada y constante de los miembros del grupo. Con su ímpetu y sus dotes investigadoras, el éxito del equipo se redobla y parece que el Centinela es invencible. Sin embargo, a principios de 2008 comienza la peor pesadilla del equipo con la aparición de un nuevo villano: Mayhem.

Sin indicios de ninguna clase sobre su identidad, un misterioso hombre pintado de rojo comienza a atentar de forma tan salvaje como imprevisible a lo largo y ancho de la ciudad. Ambos Centinelas se esfuerzan en ayudar a las víctimas en diversos incendios y explosiones que se suceden durante días, mientras en la base se busca una pauta que permita predecir el siguiente golpe. Aunque parece que los atentados de Mayhem guardan relación con planes frustrados de enemigos del Centinela, eso apenas limita las posibilidades. Finalmente, una intuición de Szilard lleva a Número 10 al puente Aparo, que Fatos amenazó con volar en 1953. Allí, demasiado tarde para impedir el atentado, Thomas Mann se afana en salvar al mayor número posible de gente mientras secciones del puente explotan en pedazos. Exhausto después de días sin dormir, el Centinela más joven no es rival para Mayhem cuando este hace acto de presencia. Mann recibe una brutal paliza a manos del enloquecido villano, y aún le quedan fuerzas para evitar que una mujer caiga al vacío. Colgando del ruinoso puente, Mann aferra con fuerza a la mujer mientras Mayhem aúlla enloquecido para, acto seguido, acuchillar a Mann mortalmente haciéndole caer al río. Bates, que llega justo después, se lanza en busca de su compañero, pero solo puede rescatar su cuerpo muerto. Mayhem desaparece como había aparecido y sus atentados cesan. De algún modo, todos los miembros del grupo intuyen que el villano ha logrado lo que pretendía y que van a volver a saber de él en el futuro cercano.

La muerte de Mann conmociona al equipo y priva a todos de ese optimismo que el joven contagiaba con su continuo buen humor. Como si fuera el presagio de algo aún más siniestro, tres días después Wayland es hospitalizado después de sufrir una parada cardíaca y su pronóstico es muy grave. Bates, obsesionado con vengar a Thomas Mann se empeña inútilmente en encontrar a Mayhem, volviéndose violento y descuidado. Goldfield se ve abrumado por la responsabilidad, tanto por la muerte del chico como por la previsible desaparición de Número 1, que ahora parece francamente inminente. La sabiduría de Szilard es, como tantas otras veces, el apoyo que el equipo necesita para seguir adelante y, siguiendo su consejo, Goldfield recurre al único hombre que puede ayudarles: Troy Sanders.

1 comentario:

Pepe Bernabé dijo...

Sigo la mirada del Centinela desde hace meses y desde luego, aunque sólo sean resúmenes, os puedo asegurar que estoy completamente enganchado.
Me gusta mucho el equipo y el espíritu que forman los centinelas, herederos del espíritu Batman, y sin embargo, perennes en el tiempo gracias a los diferentes alteregos del héroe.
Estáis haciendo un gran trabajo y, al menos a mí, me tenéis del todo cautivado.
Enhorabuena y mucha suerte