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viernes, 27 de noviembre de 2009

Duérmete niño

- por Cirax

El presente escrito pretende ser más que un módulo en sí, un escenario con una pequeña trama inicial para que los maestros de Inocentes puedan presentar en una sesión a sus jugadores.

Originalmente utilicé esta historia para introducir a un grupo de ocho jugadores al juego, por lo que es una partida corta y que en principio no tiene una trama muy complicada (todo depende de cuánto quieran enredar las cosas los jugadores y el maestro).

Descripción del hospicio

El hospicio “Corazón de Jesús”, perteneciente a una congregación de religiosas, es un edificio de madera grande y viejo, formado por dos plantas y un desván, que además cuenta con un terreno delimitado por muros de ladrillo y en el cual se encuentran una pequeña huerta y una caseta con herramientas de labranza.

Está situado en mitad de ninguna parte, o eso es lo que parece, debido a que a su alrededor no se ven más que árboles y el pueblo más cercano se encuentra a unos diez kilómetros. La tranquilidad del lugar es propicia para dar una educación adecuada a los huérfanos que se cobijan bajo su techo. A un kilómetro hay un riachuelo, junto al cual hay una casa-árbol destartalada, cuya construcción iniciaron niños que ya no están en el hospicio, y han tomado el testigo los actuales residentes del mismo, escapando a hurtadillas hasta el lugar, utilizándolo para ocultar allí todas las cosas que las hermanas no les dejan tener. A unos dos kilómetros del hospicio, en la misma dirección se encuentra la cabaña de un viejo loco al que alguna vez van a visitar los niños sin que las monjas se enteren.

Las hermanas llevan años recogiendo niños pobres y solos para llevarlos al hospicio. Los niños que viven en él, han terminado por formar una pequeña familia entre sí, quizá para soportar inconscientemente una gris realidad.

El “Corazón de Jesús” ha vivido épocas mejores, llenas de ilusión y de niños, pero poco a poco, esa ilusión ha ido perdiéndose, los niños creciendo y marchándose y las hermanas envejeciendo a la par que se agriaban sus caracteres. Ahora, sus desconchadas paredes apenas albergan a una docena de desdichadas criaturas, además de a cuatro hermanas: Valeria, la encargada de hacer las funciones de maestra de los niños. María, la cocinera. Matilde, la encargada de la lavandería y Nicoleta, la hermana superiora.

Los días pasan lentamente para los niños del hospicio, alejados de cualquier divertimento, sin esperanzas ni motivaciones, viviendo rodeados de miseria y pena, pero juntos para sobreponerse a la cruel realidad.


Lugares del hospicio
  1. El jardín: El jardín es el terreno que rodea el hospicio y que a su vez está delimitado por unos viejos muros de ladrillo de dos metros y medio, coronados por oxidadas púas de metal para evitar que nadie entre ni salga por donde no debe. Una verja metálica y chirriante es la salida hacia el mundo exterior, aunque ésta rara vez está abierta, sino que suele permanecer cerrada con una cadena y un candado excepto cuando hay que salir por cualquier motivo. En la parte trasera del hospicio hay una pequeña huerta donde las hermanas cultivan hortalizas, comida que por norma general detestan los niños que viven en él. Junto a la huerta hay una caseta de herramientas, donde se almacenan los útiles de labranza. El jardín es un lugar triste y apagado, sin columpios ni entretenimiento alguno más allá de la imaginación que empleen los niños cuando las monjas les dejan salir a jugar.
  2. La caseta de herramientas: Situada en la parte posterior del hospicio, junto a la huerta, la caseta de herramientas es una cochambrosa y reducida construcción de maderas cubierta por láminas de plástico y tejas. En su interior se guardan los útiles de labranza es un cuartucho bastante oscuro, lleno de telarañas y humedad. Donde debiera estar la manilla de la puerta tan sólo hay un agujero, aunque debido a que suele atrancarse con facilidad, quizá ni siquiera necesite cerradura. La mejor utilidad que le han dado los niños a esta caseta es la de escalera hacia el exterior, trepando hasta su tejado con ayuda de algún bulto o compañero y realizando un peligroso salto sobre el muro de púas para disfrutar de la libertad hasta que las monjas pasen revista…
  3. Celda de las hermanas: La habitación en la que duermen las hermanas, a la que ellas mismas se refieren con el siniestro nombre de “celda”, posee las camas de las cuatro monjas, así como sus escasas pertenencias guardadas en baúles. Es un lugar al que pocos niños han podido acceder, y siempre acompañados por alguna hermana, dado que esta habitación posee cerradura y suele ser cerrada con llave.
  4. Almacén de ropa: Este alargado cuartucho sirve de almacén para la ingente cantidad de ropa y mantas que las hermanas han acumulado a lo largo de los años para satisfacer las necesidades más básicas de los niños que han pasado por el hospicio. Es un cuarto con un olor bastante fuerte a ropa sucia o húmeda.
  5. Cocina y lavandería: En esta estancia se cocina y guarda la comida. Es un caótico lugar lleno de viejos aparatos de cocina, enormes perolos y cazuelas. Por si esto no fuese poco, al fondo se encuentran dos enormes lavadoras para la ropa sucia. Con esta mezcla, la cocina no es un lugar en el que huela muy bien, aparte de que la higiene suele brillar por su ausencia, siendo habitual encontrar alguna que otra cucaracha en busca de alimento. Además, hay un pequeño cajón en el que se guardan los medicamentos. Allí dentro suelen encontrarse María y Matilde.
  6. Comedor: En este gran módulo conectado con la cocina y lleno de alargadas mesas y bancos es donde se reúnen todos los habitantes del hospicio para comer. Antes de cada comida hay que rezar para que el señor bendiga los alimentos. Las cucarachas también suelen ser visitantes ocasionales del lugar.
  7. Capilla: Es el salón central y más amplio del “Corazón de Jesús”. Un lugar lúgubre que suele permanecer iluminado por velas continuamente. Está repleto de bancos y posee un altar, tras el cual hay una enorme y escalofriante escultura de madera colgada de la pared con un Cristo crucificado y lleno de sangre. A ambos lados del altar hay otras dos esculturas de la Virgen y de San José, estas de cerámica u otro material similar. Aunque las hermanas suelen pasarse asiduamente por la capilla, sobre todo la hermana superiora Nicoleta, los niños sólo tienen la obligación de acudir los domingos y festivos para asistir a los actos religiosos dirigidos por éstas. Al ser la única conexión con el almacén de ropa, algunos niños son enviados a veces para traer o llevar ropa (Nota para el Maestro: En el pasillo hay unas escaleras de madera que llevan al segundo piso, aunque en el mapa parece que están dentro de la capilla no es así. La puerta que conecta el hospicio con el jardín también posee cerradura y suele ser cerrada por las noches, cuando las hermanas se acuerdan).
  8. Aula de estudio y biblioteca: En esta habitación se lleva a cabo la educación escolar de los niños por parte de la hermana Valeria, y a la vez sirve de biblioteca, donde se conservan buena cantidad de libros y manuscritos, siendo algunos de ellos situados en las baldas más altas, para evitar que los niños accedan a ellos.
  9. Duchas: Amplia estancia llena de grifos de ducha en las paredes y con un desagüe situado en el centro. Cada día hay que pasar por aquí para ducharse por turnos, primero las niñas y luego los niños. La mayoría de las veces el agua está helada y se sale de allí tiritando. También hay una taza para hacer las necesidades y un lavabo donde limpiarse los dientes y peinarse frente al espejo agrietado. A causa de la humedad del lugar, los azulejos más bajos están algo verdosos y mugrientos.
  10. Galería de internos: Alargada habitación llena de camastros chirriantes y colchones llenos de remiendos. Aquí es donde duermen niños y niñas debido a la falta de espacio, aunque con las niñas en las camas más alejadas de la puerta y los niños en las más cercanas. También hay un par de armarios al fondo en los que los niños guardan sus escasas pertenencias. Antes había muchas más camas, pero a medida que el hospicio iba quedándose sin niños, las hermanas las subieron al desván junto al resto de trastos viejos.
  11. El Desván: A buen seguro el lugar más sucio, oscuro y polvoriento del hospicio. A él van a parar todos los objetos viejos e inservibles, aunque para los niños que se atreven a subir, allí arriba pueden encontrarse cantidad de cosas “valiosas”… sólo hay que evitar que las hermanas te vean y superar el miedo a subir.

mapa1
mapa2

Introducción para el grupo de niños
- "Dormíos niños, dormíos ya, que viene el coco y os comerá...".

Como todas las noches, tras cantar esa horrible nana con su voz raspada, la hermana Nicoleta apagó las luces y cerró la puerta, dejando la galería completamente a oscuras, con los niños aferrándose fuertemente a las mantas, intentando borrar de sus atormentadas mentes la maldita cancioncilla que les instaba a dormirse cuanto antes...

Si ya de por si se hacía difícil conciliar el sueño sobre aquellos somieres repletos de muelles chirriantes, la tormenta que se desató anoche y dejó al hospicio sin luz continuaba sin dar tregua, aunque con menor intensidad, iluminando cada cierto tiempo la galería con el resplandor de los rayos que eran acompañados por el retumbar de truenos distantes.

Las gotas de agua repiqueteaban contra los cristales de las ventanas enrejadas, componiendo, junto al constante “clock, clock” de las goteras bajo las cuales había cubetas, una monótona melodía que terminó por hacer sucumbir a todos los niños ante el poder del mundo de los sueños.

A continuación, uno de los niños tendrá una experiencia aún más cercana...

Tu descanso se ve interrumpido por el sonido de una cancioncilla que te suena familiar y que no tardas en identificar como la horrible nana que cada noche os canta la hermana Nicoleta antes de dormir… sin embargo ahora no es su voz la que la entona, sino las dulces voces de varias niñas…

“Dormíos niños, dormíos ya, que viene el coco y os comerá…”

“Gñññiiiii…. ¡PUMMM!”

El fuerte golpe de una puerta del piso inferior te sobresalta.

“ El coco ha venido, quería llevaros, en el suelo quedan cuerpos mutilados…”

“POM-POM, POM-POM”

Alguien o algo está subiendo las escaleras a gran velocidad mientras las voces de niñas continúan con su macabra canción y tú te metes bajo las mantas.

“Dormíos niños, no esperéis despiertos, si viene el coco, mañana habréis muerto.”

“Gñññiiii…”

La puerta de la galería es empujada lentamente y el causante de los ruidos en las escaleras entra… puedes escuchar un ruidito de uñas golpear el suelo acercándose, como si de un perro o un gato se tratase, aunque sabes que tiene que ser más grande porque el suelo vibra ligeramente a cada paso que da.

Cuando ya está tan cerca que puedes escuchar su jadeo y su dificultada respiración, se detiene. Debe estar a los pies de tu cama, esperando… crees que mientras permanezcas tapado con las mantas no pasará nada, pero de pronto esa cosa grita de una manera sobrenatural, como si estuviese rugiendo, y puedes sentir sus zarpas cuando se abalanza frenéticamente sobre ti.

Entonces gritas de terror y es en ese momento cuando te percatas de que has tenido una pesadilla, y lo que es peor: te has meado encima, empapando tu pijama, las mantas y el colchón.

Angustiado recuerdas lo que le pasó al último cuya cama amaneció mojada: se pasó la noche siguiente encerrado en la caseta del jardín…

Si no solucionas esto pronto, mañana podrías ser el siguiente...

Consejos para el Maestro
A partir de aquí es de suponer que el resto de niños se dará cuenta de que uno de ellos se ha meado y ha mojado las sábanas, el colchón y su pijama. Por lo tanto se presentará un problema que puede ser resuelto si pasan por tres sitios distintos:

  • Por la lavandería de la cocina para echar las mantas sucias.
  • Por el almacén de ropa para coger nuevas mantas limpias.
  • Por el desván para llevar allí el colchón sucio y coger uno nuevo de los que hay almacenados allí.
El grupo quizá se divida o permanezca junto, pero desde el momento en que salgan de la galería para dirigirse a sus destinos comenzará la labor del maestro, que habrá de presionar con fugaces imágenes que rondan los alrededores, se trata de varios niños y niñas que han sido devorados anteriormente por el Coco y que ahora aparecen allí donde el Coco va a acudir.

Están muertos, por lo que son fantasmas, pero aún sienten miedo del Coco e intentan esconderse. Es de esperar que su presencia asuste en un principio a los personajes, pero los niños fantasmas no se extrañarán en exceso al ver a otros niños, y si intentan conversar con ellos, les dirán que se escondan, que “él” está a punto de llegar.

Cuando los personajes pregunten quién es “él”, inmediatamente los niños dirán algo así como “oh, ya ha empezado” y se pondrán a cantar la nana del Coco que aparecen en el manual del juego. Cuando la terminen echarán a correr y ante los ojos de los personajes se desvanecerán. Inmediatamente empezarán a escucharse fuertes ruidos en el hospicio: el Coco ha venido.

Aquí ya todo depende de la astucia del maestro para mover al monstruo aprovechando las sombras del hospicio sin luz, y como ayuda al maestro para que aumente ese sentimiento de desamparo de los niños, la puerta de la calle estará cerrada y la puerta que lleva a las celdas de las hermanas estará cerrada con llave por dentro, y por mucho ruido que armen, las hermanas no despertarán (quizá por su avanzada edad, que ha hecho mella en su capacidad auditiva, quizá porque usan tapones para los oídos en las noches de tormenta etc.).

Las formas principales que tienen los niños de librarse del Coco son:
  • Enfrentarse directamente a él y vencerle: Cosa difícil teniendo en cuenta la alta puntuación de terror del monstruo, que con un buen manejo a base de sustos iniciales y ataques a grupos reducidos puede aumentar bastante la puntuación.
  • Durmiéndose: Para lo cual primero habrán de saber que durmiéndose pueden salvarse, cosa que les dirán los niños fantasmas si intentan buscarlos de nuevo, pero siempre mediante acertijos como “Sólo podéis escapar de él en vuestros sueños”.
Y por último, como consejo personal para los maestros: no tengáis piedad con los niños, acechadlos al principio para que huyan despavoridos y así aumenten vuestras reservas de puntos de terror, y si lográis dividir al grupo, atacar a los más desprotegidos para engullirlos de golpe con un buen gasto de puntos de terror. Una vez hayáis devorado a un par de ellos vuestras reservas de terror seguramente estén en buena forma (15-20 puntos o más), y podréis continuar atacando a los demás niños. Recomiendo atacar a grupos numerosos o con niños de más de 8 años sólo cuando logréis tener unos 30 puntos de terror, de lo contrario quizá tengáis que huir entre las sombras para evitar que os derroten. Y no tengáis reparo en hacer aparecer y desaparecer al Coco según necesitéis, pues las sombras facilitan su movimiento, y en un hospicio sin luz eléctrica encontraréis que es muy fácil moveros y causar un enorme desconcierto entre los niños.

¡Que lo disfrutéis!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Se me olvidaba: A la hora de que algún niño intente dormirse para evitar al Coco, lo ideal es establecerle una edad mental necesaria para conseguirlo (algo alta, unos 20 años aproximadamente, ya que dormirse con un monstruo rondando el lugar no es nada fácil).

-Cirax-