"Pedro llegó a casa sonriendo, deseoso de hincarle el diente a la merienda que seguro le tenía preparada mamá. Además, como hoy iba limpio, no iban a regañarle, como le ocurría casi siempre. Mamá se enfada mucho porque dice que se pasa el día lavándole la ropa, y no le dura ni un día. Mamá abrió la puerta y le miró de arriba a abajo. La cara estaba limpia, las rodillas también... metió la mano en el bolsillo del pantalón, y empezó a caer una fina arena. Del otro bolsillo salió la misma arena. Y en el bolsillo de la camisa, también había arenilla. Lo peor fue al quitarse los zapatos. Mamá ya parecía muy enfadada, y al ver caer toda la arena de los zapatos, gritó. Y pegó a Pedro, diciéndole que era la última vez que le dejaría acercarse al parque. No volvería a jugar en la arena. Era la última vez. Pedro lloró en su habitación. Se había pasado toda la tarde sentado en el banco del parque. Ni siquiera pisó el foso de arena. No lo hacía desde que el otro día la arena le mordió".
El monstruo del foso de arena es muy paciente. Todos los días tiene a muchos niños a su alcance, pero sabe que delante de sus mamás no será fácil. Así que lo hace de forma sutil. ¿Nunca te has preguntado como puede llegar la arena a esas partes tan complicadas de tu ropa? ¿Por qué los bolsillos están siempre llenos de granitos de arena? Es el monstruo el que lo hace. Para que mamá se enfade. Y cuando mamá se ha enfadado varios días, entonces no te deja ir más al foso de arena, donde están tus amigos. Y claro, todos los niños sois iguales, y allí donde no os dejan ir, es donde más deseais ir... Así que esperais, porque un día, no habrá ningún niño, y desde luego ninguna mamá, y podrás meterte en el foso y jugar todo lo que quieras, porque nadie te ve. O eso crees tú. Porque sí, el monstruo te ve, te siente, y aprovecha para atacarte. La arena te muerde, sientes los arañazos en todo tu cuerpo, y aunque quieres salir del foso, no puedes. La arena te ha entrado en los ojos, y pican, y también en la boca y no puedes hablar ni gritar, y te ahogas. Notas como la arena te va hundiendo más y más, y si tienes suerte y te puedes agarrar a algo, podrás escapar. Si no tienes suerte, o no tienes fuerza, la arena te traga más y más, y tu única opción es que aparezca tu mamá, o la mamá de tus amigos... aunque sea para regañarte.
- Rasgos: Paciente, Aparentemente inofensivo.
- Poderes: El monstruo maneja la arena del foso a voluntad. Puede hacer que los granos se desplacen, tomen forma, y puedan actuar como si se tratara de un sólido animado. Puede llegar a tragarse a un niño en pocos minutos.
- Debilidades: No es demasiado fuerte, y sólo puede con un niño a la vez, salvo que sean muy pequeños, en cuyo caso podría atacar incluso a dos.
- Puntos de terror: 10
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