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lunes, 18 de julio de 2011

Personajes pregenerados de Aquelarre (9)

- Por Juan Pablo Fernández y Pedro Nieto

Curandera
  • Nombre: Fidela la Grande
  • Reino: Corona de Aragón
  • Grupo étnico: Aragonés
  • Posición social: Campesino
  • Profesión: Curandera
  • Profesión paterna: Soldado
  • Situación familiar: Huérfana de ambos progenitores. 2ª de cinco hermanos.
  • Edad: 20 años

FUE: 10 Altura: 1,85 varas
AGI: 10 Peso: 125 libras
HAB: 15 RR: 25%
RES: 15 IRR: 75%
PER: 20 Suerte: 50
COM: 15 Templanza: 38%
CUL: 15 Aspecto: 16 (Normal)

Competencias: Alquimia 45%, Conocimiento Mágico 60%, Empatía 60%, Sanar 55%; Conocimiento Vegetal 40%, Leyendas 35%, Medicina 45%, Cuchillos 40%, Disfrazarse 40%.

Hechizos: Saber de Partera, Licor Sedante.
Rituales de Fe: Carece.

Rasgos de Carácter:
  • Imitador
  • Alto

Fidela es una mujer que va llamando la atención allá por donde pasa, y no es por su hermosura, sino por su estatura: 1,85 varas de mujer, que no se la ha visto más grande en todo Aragón, y de ahí su apodo. Fidela tuvo que aprender a sobrevivir desde muy pequeña, pues sus padres murieron en un accidente: fueron ambos alcanzados por un rayo en una noche tormentosa, mientras viajaban con el ejército del rey don Pedro para luchar contra su tocayo cristiano. Fue adoptada por el médico de su señor, del que aprendió lo que sabía, pero murió también poco después, de una extraña enfermedad. Para sobrevivir, se hizo pasar por un muchacho, cosa que consiguió gracias a su elevada estatura. Con apenas trece años, Fidela dejó a sus hermanos en compañía de los soldados del ejército al que siempre habían seguido en la retaguardia para que se convirtieran en hombres de bien defendiendo los intereses del rey, pero ella decidió que ya estaba harta de ver sangre derramada y, como había aprendido a restañarla, abandonó el campamento en busca de un lugar donde fueran precisos sus conocimientos. Fue a dar después con una anciana de la que se convirtió en criada y de la que aprendió incluso más que con el médico, pues sabía muchas cosas acerca de las plantas y sus poderes curativos, y de cómo potenciar sus componentes para evitar el sufrimiento de los enfermos. Cuando la anciana murió, ella tomó su lugar, de manera que la gente comenzó a acudir a ella para que ayudara a asistir partos, curar a las bestias y remediar los dolores. A Fidela le gustaría volver a ver a sus hermanos, y piensa que les hubiera ayudado mucho tenerla a su lado para curar las heridas que, sin duda, habrán recibido en combate. Sólo espera que todos sigan vivos y que hayan conseguido, como ella, labrarse un futuro mejor y apartado de los horrores de la guerra.

Derviche
  • Nombre: Alí ibn-Awland
  • Reino: Reino de Granada
  • Grupo étnico: Árabe
  • Posición social: Baja nobleza (al-Barraz)
  • Profesión: Derviche
  • Profesión paterna: Infanzón
  • Situación familiar: Huérfano de madre. Sin hermanos.
  • Edad: 26 años

FUE: 5 Altura: 1,58 varas
AGI: 15 Peso: 113 libras
HAB: 15 RR: 75%
RES: 10 IRR: 25%
PER: 20 Suerte: 50
COM: 10 Templanza: 52%
CUL: 20 Aspecto: 23 (Hermoso)

Competencias: Elocuencia 30%, Empatía 60%, Leer y escribir 60%, Teología 85%; Descubrir 40%, Escuchar 50%, Memoria 45%, Espadas 40%, Nadar -10%

Hechizos: Carece.
Rituales de Fe: Todos los de primus y secundus ordo.

Rasgos de Carácter:
  • Torpe
  • Miedo al agua
  • Honor del guerrero
  • Bastante apuesto

Alí es el hijo de un padre estricto y obsesionado con el combate y la guerra. Desde que era pequeño le ha estado instruyendo en el manejo del saif, pero a Alí nunca le ha interesado demasiado. Su padre tardó en entender, y aún más en aceptar, que la vocación de su hijo era dedicar su vida a Allah. Fue su madre la que más le apoyó y la que consiguió convencer a su padre de que nunca llegaría a ser un buen guerrero, y que sólo sirviendo a Allah su vida sería realmente productiva. Su madre murió, pero su padre aceptó al fin el hecho de que el camino que su hijo tenía que recorrer se apartaba diametralmente del que él le había preparado. Así pues, Alí marchó a una khankah y allí aprendió todo lo que pudo y más. Tuvo una mala experiencia con el agua cuando era niño, ya que cuando estaba bañándose en un río, la corriente creció, lo arrastró y estuvo a punto de ahogarse. Desde entonces tiene fobia al agua. Entre sus planes entra el de viajar a la Meca, como todo buen musulmán debe hacer, para culminar así una vida dedicada a su Dios. Sabe, no obstante, que es un viaje lleno de peligros, pero gracias a las enseñanzas de su padre, puede al menos defenderse.

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