"La primera vez que oí hablar de los Superluditas pensé que en gran parte se parecían mucho al grupo de la Liga del Vapor, pero mis entrevistas con McKenzie pronto me convencerían de lo contrario.
Aparentemente, el viejo movimiento de protesta de los artesanos contra la Revolución Industrial, que según ellos les dejaba de lado y sin trabajo, había resucitado después de ser aplastado por las autoridades y el poder económico en la década de 1810. Y esta vez, siguiendo el correr de los tiempos, sus más destacados miembros poseían habilidades excepcionales al igual que los Legados del Imperio y los héroes de la Liga del Vapor. El cómo las obtuvieron es algo que aún me pregunto tras todos estos años...
En esta nueva encarnación, los Superluditas seguían pregonando contra la tecnología, que había sumido al país en una semiesclavitud vinculada a una poderosa maquinaria de guerra que no dejaba de crecer consumiendo recursos y trabajadores en una espiral sin fin. En ese sentido, sus palabras no caían en oídos sordos, puesto que la mayoría de la población se veía forzada a trabajar para alimentar a ese sistema, y veían con buenos ojos una revolución en su contra. Obviamente las autoridades la veían como algo a ser erradicado, antes de que socavase su poder o diese esperanzas a toda la población y una verdadera revolución intentase derrocar al poder establecido.
En cualquier caso, las actividades de los Superluditas se dividían principalmente en sabotear instalaciones de maquinaria (ya fuesen agrícola, fabril o militar) usando sus poderes especiales, y causar revuelo y agitación buscando la revolución social.
Y ahí es donde diferían principalmente con las actividades de la Liga del Vapor. Aunque en numerosas ocasiones la Liga actuaba contra instalaciones del Imperio, usualmente lo hacía para minar su poder militar o rescatar civiles en condiciones terribles de esclavitud. Los Superluditas actuaban por el contrario como si el fin justificase los medios, de modo que tras sus actuaciones solían quedar civiles afectados como víctimas colaterales de sus sabotajes, o comprometidos como traidores tras escuchar sus proclamas o estar cerca de sus lugares de actuación.
Donde la Liga inspiraba esperanza mediante el ejemplo, los Superluditas usaban la demagogia y encendidos discursos, retirándose a sus escondites hasta que encontraban un nuevo objetivo que destruir...
Y aún así, todo hay que decir que a veces los caminos de la Liga y de los Superluditas se cruzaron con el tiempo. En alguna instalación que ambos grupos querían destruir, grupos de ambas facciones terminaron por coincidir y tras la desconfianza inicial trabajaron juntos para conseguir dichos objetivos. No obstante la Liga nunca tuvo en gran estima a estos porque en el fondo, no les importaban del todo las personas. Según descubrí en esas fechas, no fue ni la primera ni la última vez que la Liga tuvo que pararles los pies o deshacer los desaguisados que creaban tras sus misiones de sabotaje. Y eso sin contar que en más de una ocasión los Superluditas tomaron como objetivo de su odio hacia la tecnología a los propios inventos de la Liga, encarnados por ejemplo en el héroe acorazado Tin Man o el androide a vapor Bessemer.
Es por todo eso que más que aliados, o siquiera neutrales a respetar, los Superluditas fueron considerados por la Liga del Vapor casi desde el principio como hostiles y una amenaza para la Sociedad.
Y aún así, mucha gente los apoyó durante largo tiempo, porque en esos años oscuros casi cualquier cosa era mejor que el Imperio..."
Aparentemente, el viejo movimiento de protesta de los artesanos contra la Revolución Industrial, que según ellos les dejaba de lado y sin trabajo, había resucitado después de ser aplastado por las autoridades y el poder económico en la década de 1810. Y esta vez, siguiendo el correr de los tiempos, sus más destacados miembros poseían habilidades excepcionales al igual que los Legados del Imperio y los héroes de la Liga del Vapor. El cómo las obtuvieron es algo que aún me pregunto tras todos estos años...
En esta nueva encarnación, los Superluditas seguían pregonando contra la tecnología, que había sumido al país en una semiesclavitud vinculada a una poderosa maquinaria de guerra que no dejaba de crecer consumiendo recursos y trabajadores en una espiral sin fin. En ese sentido, sus palabras no caían en oídos sordos, puesto que la mayoría de la población se veía forzada a trabajar para alimentar a ese sistema, y veían con buenos ojos una revolución en su contra. Obviamente las autoridades la veían como algo a ser erradicado, antes de que socavase su poder o diese esperanzas a toda la población y una verdadera revolución intentase derrocar al poder establecido.
En cualquier caso, las actividades de los Superluditas se dividían principalmente en sabotear instalaciones de maquinaria (ya fuesen agrícola, fabril o militar) usando sus poderes especiales, y causar revuelo y agitación buscando la revolución social.
Y ahí es donde diferían principalmente con las actividades de la Liga del Vapor. Aunque en numerosas ocasiones la Liga actuaba contra instalaciones del Imperio, usualmente lo hacía para minar su poder militar o rescatar civiles en condiciones terribles de esclavitud. Los Superluditas actuaban por el contrario como si el fin justificase los medios, de modo que tras sus actuaciones solían quedar civiles afectados como víctimas colaterales de sus sabotajes, o comprometidos como traidores tras escuchar sus proclamas o estar cerca de sus lugares de actuación.
Donde la Liga inspiraba esperanza mediante el ejemplo, los Superluditas usaban la demagogia y encendidos discursos, retirándose a sus escondites hasta que encontraban un nuevo objetivo que destruir...
Y aún así, todo hay que decir que a veces los caminos de la Liga y de los Superluditas se cruzaron con el tiempo. En alguna instalación que ambos grupos querían destruir, grupos de ambas facciones terminaron por coincidir y tras la desconfianza inicial trabajaron juntos para conseguir dichos objetivos. No obstante la Liga nunca tuvo en gran estima a estos porque en el fondo, no les importaban del todo las personas. Según descubrí en esas fechas, no fue ni la primera ni la última vez que la Liga tuvo que pararles los pies o deshacer los desaguisados que creaban tras sus misiones de sabotaje. Y eso sin contar que en más de una ocasión los Superluditas tomaron como objetivo de su odio hacia la tecnología a los propios inventos de la Liga, encarnados por ejemplo en el héroe acorazado Tin Man o el androide a vapor Bessemer.
Es por todo eso que más que aliados, o siquiera neutrales a respetar, los Superluditas fueron considerados por la Liga del Vapor casi desde el principio como hostiles y una amenaza para la Sociedad.
Y aún así, mucha gente los apoyó durante largo tiempo, porque en esos años oscuros casi cualquier cosa era mejor que el Imperio..."
Extracto del diario personal de John Reynolds, redactor jefe del Times, 1898
No hay comentarios:
Publicar un comentario