En 1965 Andrew Dixon se convierte en el nuevo Centinela, pero no está solo. Leo Szilard supervisa todas sus operaciones desde la base, en contacto directo y continuo con él, y Billy Sullivan le transporta en una furgoneta especial modificada por Szilard. Ocasionalmente, Wayland participa en las operaciones dando consejo táctico (en la práctica, órdenes) a Dixon desde la base.
Muy pronto resulta obvio que Dixon no es Wayland y que un solo hombre no puede con la carga de ser el Centinela, ni siquiera con apoyo. El cansancio y las heridas sufridas en los enfrentamientos van debilitando a Dixon, que está cada vez más cerca de cometer errores fatales. En 1968 solo un rápido rescate de Sullivan y la intervención de la doctora Terrance salvan a Dixon de una muerte segura tras un enfrentamiento con la banda del Profesor Hypnos. Parece que el fin del Centinela está cerca, pero desde luego eso no es algo que Brian Wayland vaya a permitir. De hecho, Wayland llevaba ya varios años entrenando a través del programa de la beca a posibles sustitutos para Dixon por si algo le pasase. Normal Hills, un joven de 23 años que perdió a sus padres cuando tenía 12 a manos de una banda callejera, es incorporado al equipo. En principio, sustituirá a Dixon mientras este se recupera, para luego repartirse el tiempo de intervención y tener de este modo oportunidad de descansar y recuperarse.
A Dixon, sin embargo, la idea no le gusta en absoluto y se siente totalmente desplazado por el nuevo. Siente haber fallado a Wayland al no poder convertirse en su sustituto y desprecia a Norman, mucho más disciplinado que él, pero falto de inicitiva. La tensión entre los Centinelas se convierte en un peligroso juego de competición por ganarse el favor de Wayland, pese a que este reprende esa actitud en numerosas ocasiones llegando incluso a amenzar con expulsar a los dos del equipo.
En 1969, Brian y Miranda Wayland deciden adoptar un niño, becario de la Fundación, ya que al parecer no pueden tener hijos. El pequeño tiene 8 años y se llama Steve.
Mientras, la familia del Centinela sigue creciendo. En 1971, otro becario de la fundación, el joven genio Mathew Williams, se incorpora al equipo de la mano de Leo Szilard. Szilard quiere preparar a un sustituto para cuando llegue el momento de su retiro, que prevee cercano ya que quiere pasar más tiempo con su mujer, Amanda. Williams tiene un talento especial para los ordenadores y la base del Centinela comienza a llenarse de computadoras, mientras que gracias al trabajo combinado de Williams y Szilard el casco del Centinela se convierte en una sofisticada (para la época) terminal de ordenador. También se incorpora al equipo Steve Tucker que ayudará a Sullivan en la unidad móvil.
En 1973, la competición entre Dixon y Hills está en su punto más alto y ambos desoyen instrucciones con frecuencia, cometiendo numerosas imprudencias. Además, la mujer de Leo Szilard es diagnosticada de una rara variedad de cáncer, y el genio científico se obsesiona con encontrar una cura, descuidando todas sus demás obligaciones y dejando al inexperto Mathew Williams al cargo del puesto de Instrumentación. La situación obliga a Wayland a participar más activamente en el grupo, pero su reciente paternidad le impide hacerlo de manera continuada.
Finalmente, la tragedia se desencadena y Hills recibe heridas mortales en un enfrentamiento contra el diabólico Doctor Fatos. Tucker y Sullivan lo sacan de allí aún con vida y lo llevan a la base, donde la doctora Terrance hace todo lo posible por salvarle. Dixon permanece a su lado todo ese tiempo, dándose cuenta de que Hills ha sido lo más parecido a un hermano que ha tenido en su vida. Pese a los esfuerzos de todos, el Centinela número 3 muere y un halo de pesimismo invade al equipo. Dixon, sin embargo, más entregado y centrado que nunca, se convierte en el faro del grupo y defiende que para honrar la memoria del caído su lucha debe continuar. Unos días después se enfrenta al Doctor Fatos y frustra sus planes, gracias a la información que Hills obtuvo antes de morir. El barco de Fatos explota con él dentro y el villano es dado por muerto.
A petición de Dixon, comienza a buscarse un nuevo Centinela para que ocupe el puesto Número 4. Ese hombre será el joven James Goldfield y con él se abre una nueva etapa en la historia del protector de Betlam.
No hay comentarios:
Publicar un comentario